La anorgasmia femenina es la dificultad para experimentar el orgasmo, o una disminución de la intensidad de las sensaciones orgásmicas después de una fase de excitación sexual normal. En algunos casos la mujer puede alcanzar el orgasmo mediante la estimulación del clítoris, casi siempre gracias a la masturbación, pero no logra alcanzarlo mediante la penetración en el acto sexual. En otros casos, no se logra el orgasmo, independientemente del tipo de estimulación.
Es un problema que afecta a muchas mujeres, genera angustia, frustración y baja autoestima e interfiere en la pareja
Dependiendo del momento y de cuándo se presenta la dificultad para alcanzar el clímax, la anorgasmia femenina puede clasificarse en:
Anorgasmia primaria:cuando la mujer nunca ha conseguido el orgasmo.
Anorgasmia secundaria: cuando la mujer deja de alcanzar el orgasmo tras un periodo de tiempo en el que el orgasmo se producía con normalidad.
Anorgasmia absoluta:cuando la mujer no consigue el orgasmo mediante ningún tipo de estimulación.
Anorgasmia relativa:cuando la dificultad para alcanzar el clímax solo ocurre en determinadas situaciones, como por ejemplo el coito, pero se consigue en otras, como por ejemplo la masturbación.
La anorgasmia es una de las disfunciones sexuales más frecuentes. De hecho, se estima que entre el 10% y el 42% de las mujeres padece un problema orgásmico y el 10% de las mujeres nunca han experimentado un orgasmo en su vida. Desgraciadamente, muchas mujeres se resignan a mantener relaciones sexuales sin que estas sean placenteras, algunas incluso se avergüenzan porque piensan que es culpa suya.
Sin embargo, la anorgasmia femenina tiene solución. Si padeces este problema, debes saber que muchas de las mujeres que buscan ayuda especializada logran superar la anorgasmia. Si no te sientes a gusto en tus relaciones sexuales y no consigues los orgasmos que desearías, nuestros psicólogos especializados en sexologíapueden ayudarte.
Los problemas de pareja como obstáculo para el placer
Por otra parte, la dificultad para alcanzar el orgasmo también puede deberse aproblemas en la relación de pareja. Sobre todo, cuando se trata de una anorgasmia secundaria y circunstancial: si antes la dificultad no existía y ahora sí.
Falta de conexión,conflictos sin resolver, ausencia de confianza a causa de infidelidades u otros inconvenientes previos: todo esto también perjudica las relaciones sexuales, la posibilidad de gozar de ellas y, en última instancia, de llegar al orgasmo. Mucho más, por supuesto, si hay violencia (de cualquier tipo).
Y no hace falta que sean problemas graves. La falta de diálogo, o unacomunicación insuficiente, puede hacer mucho daño a la intimidad. Si no se expresan los deseos y las necesidades sexuales con la claridad necesaria, el resultado puede ser unas relaciones insatisfactorias para alguna de las partes o para ambas.
Con frecuencia sucede que los juegos eróticos previos son demasiado breves, o queel encuentro sexual termina demasiado pronto, sin que la mujer tenga tiempo de lograr la excitación suficiente para llegar al orgasmo.
Consecuencias de la anorgasmia
El orgasmo no solo brinda placer, es una respuesta fisiológica muy beneficiosa para tu cuerpo. De hecho, mejora la circulación a los órganos de la cavidad pélvica, facilitando la llegada de nutrientes y ayudando a regular el ciclo menstrual. También aumenta los niveles de DHEA, una hormona que mejora la función cerebral, estimula el sistema inmunitario e interviene en la reparación de los tejidos, por lo que se conoce como “la hormona de la juventud”.
Algunas mujeres pueden sentirse satisfechas con sus relaciones sexuales, a pesar de que nunca han experimentado un orgasmo. Sin embargo, generalmentela anorgasmia suele crear una profunda insatisfacción en la mujer.
Es probable que sientas que tus relaciones sexuales son incompletas y que te recrimines por no alcanzar el clímax, preguntándote si hay algo mal en ti. Como resultado, puedes sentirte agobiada e incluso es probable que evites las relaciones sexuales ya que las percibes como una fuente de estrés. De hecho, uno de los principales problemas que acarrea la anorgasmia es lapérdida del deseo.
Muchas mujeres también se sienten mal consigo mismas y con su cuerpo. Creen que son poco atractivas o que no son capaces de satisfacer plenamente a su pareja. Con estas ideas en mente, es lógico que la autoestima se resienta.
Por otra parte, la anorgasmia también suele afectar la relación de pareja. Cuando la pareja no es comprensiva, la mujer puede sentirse rechazada o pensar que se está convirtiendo en un objeto sexual, ya que sus emociones y sensaciones no son tenidas en cuenta durante el encuentro íntimo.
Si tu pareja es más sensible, es probable que experimente frustración y que comience a dudar de su masculinidad ya que puede sentirse responsable por tu insatisfacción. En estos casos pueden aparecer inseguridades que afectan la comunicación en la pareja, así como el miedo a perder al otro. De hecho, el temor a perder a la pareja es el motivo principal por el que las mujeres fingen el orgasmo.
Tratamiento para la anorgasmia
Ya te has puesto en marcha. Ahora, queremos decirte que puedes encontrar la solución. No permitas que tu relación de pareja ni tu autoestima se sigan viendo afectadas por esta causa.
A lo largo de la terapia formaremos un equipo con una meta común: ayudarte a superar la anorgasmia.
¿Qué técnicas y métodos utilizamos?
Orientación sexual.Te ayudaremos a desterrar los mitos y las falsas creencias que afectan tu respuesta sexual y originan la anorgasmia. Para ello, nos basamos en información científica actualizada.
Psicoterapia individual.A través de la psicoterapia exploraremos las causas del problema, para poder erradicar de raíz los conflictos psicológicos que están alimentando la anorgasmia.
Terapia de pareja.Si la anorgasmia tiene su origen en un problema de pareja, es imprescindible solucionar esta dificultad, por lo que trabajaremos con ambos para fortalecer vuestra relación y solucionar los conflictos latentes.
Ejercicios de terapia sexual.La mayoría de las mujeres aprenden a experimentar el orgasmo a medida que prueban diferentes estimulaciones y conocen mejor su cuerpo. Por eso, te explicaremos ejercicios que te ayudarán a eliminar los condicionamientos sexuales que te impiden disfrutar al máximo del encuentro íntimo.
Estos son los beneficios que conseguirás con nuestra terapia sexual:
Eliminar el sentimiento de culpabilidad y la vergüenza.
Alcanzar orgasmos placenteros y una mayor seguridad en tus relaciones sexuales.
Mejorar la relación de pareja y la comunicación.
Aumentar tu autoestima y el nivel de satisfacción en general.
Conocer mejor tu cuerpo y tu respuesta sexual.
En nuestros tratamientos, destacará la flexibilidad en su manejo, siempre en respuesta a todas tus demandas.
Nuestra capacidad de adaptación a los pacientes como tú, es lo que nos está permitiendo ser los números uno en tratamientos de este tipo.
Si tú, que estás pasando por un momento de ansiedad, quieres aprender a manejarla, no dejes de recurrir a nuestro servicio de Terapiaonline, que derriba todo tipo de barreras, para que tú, nos dejes ayudarte. De este modo estarás un paso más cerca de tus objetivos.
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Los pacientes que residen en el extranjero pueden encontrarse bajo circunstancias que en muchas ocasiones agravan sus síntomas o su malestar: disponen de menos arraigo y vida familiar o social, pueden sentirse más solos, tienen que adaptarse a horarios, costumbres y culturas muy diferentes, etc., lo cual puede ser factor de riesgo para problemas psicológicos. De hecho, algunos pacientes presentan un trastorno adaptativo al tener que residir en el extranjero.
Por lo tanto, si eres español en el extranjero, y necesitas asesoramiento psicológico, no dudes en contactarnos.
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Tratamiento multidisciplinar de la anorgasmia en la mujer.
Definición y conceptualización de la anorgasmia.
La anorgasmia es un término sexológico y/o médico para definir la dificultad regular para alcanzar el orgasmo luego de una amplia estimulación sexual. La falta de orgasmos te angustia o interfiere en la relación con tu pareja.
Los orgasmos varían en intensidad, y las mujeres varían en la frecuencia de sus orgasmos y la cantidad de estimulación necesaria para provocar un orgasmo. La mayoría de las mujeres necesitan un cierto grado de estimulación del clítoris directa o indirecta y no alcanzan el clímax solo con la penetración. Además, los orgasmos suelen cambiar con la edad, por problemas médicos o por los medicamentos que tomes.
Un orgasmo es una sensación de placer físico intenso y liberación de tensión, acompañada de contracciones rítmicas e involuntarias de los músculos del piso pélvico. Pero no siempre se ve, ni suena, como en las películas. La forma en que se siente un orgasmo varía entre una mujer y otra y, en una misma persona, puede diferir de un orgasmo a otro.
Anorgasmia de toda la vida. Esto significa que nunca sentiste un orgasmo.
Anorgasmia adquirida. Esto significa que solías tener orgasmos, pero ahora tienes dificultad para llegar al clímax.
Anorgasmia circunstancial. Esto significa que puedes tener orgasmos solo en ciertas circunstancias, como durante el sexo oral o la masturbación, o solo con una pareja determinada.
Anorgasmia generalizada. Esto significa que no puedes tener orgasmos en ninguna situación y con ninguna pareja.
Etiología de la anorgasmia en la mujer.
El orgasmo es una reacción compleja a varios factores físicos, emocionales y psicológicos. Las dificultades en cualquiera de estas áreas pueden afectar tu capacidad para alcanzar el orgasmo.
Causas físicas
Existe una amplia gama de enfermedades, cambios físicos y medicamentos que pueden interferir con el orgasmo:
Enfermedades. Las enfermedades graves, como la esclerosis múltiple y la enfermedad de Parkinson, y sus efectos sobre el bienestar psicológico pueden obstaculizar el orgasmo.
Problemas ginecológicos. Las cirugías ginecológicas, como la histerectomía o las cirugías para tratar el cáncer, pueden afectar el orgasmo. Además, la ausencia del orgasmo suele estar acompañada de otros problemas sexuales, tales como la incomodidad o el dolor durante las relaciones sexuales.
Medicamentos. Hay muchos medicamentos recetados o de venta libre que pueden inhibir el orgasmo, entre los cuales se incluyen medicamentos para la presión arterial, antipsicóticos, antihistamínicos y antidepresivos (en especial los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, ISRS).
Alcoholismo y tabaquismo. El consumo excesivo de alcohol puede obstaculizar tu capacidad para alcanzar el clímax. El tabaquismo puede limitar el flujo sanguíneo hacia los órganos sexuales.
Envejecimiento. A medida que envejeces, los cambios normales de la anatomía, las hormonas, el sistema neurológico y el sistema circulatorio pueden afectar tu sexualidad. La disminución de los niveles de estrógeno a medida que entras a la menopausia y los síntomas de esta, como los sudores nocturnos y los cambios de humor, puede tener un efecto sobre la sexualidad.
Causas psicológicas
Hay muchos factores psicológicos que cumplen una función en tu capacidad para llegar al orgasmo, incluidos los siguientes:
Problemas de la salud mental, como la ansiedad o la depresión
Los problemas de pareja fuera de la habitación pueden impactar en las relaciones sexuales. Entre los problemas, se pueden incluir los siguientes:
Falta de conexión con tu pareja
Conflictos sin resolver
Comunicación defectuosa sobre las necesidades y preferencias sexuales
Infidelidad o falta de confianza
Violencia de pareja
Prevalencia de la anorgasmia femenina.
Desde 2010, el 4 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Salud Sexual. Este término se acuñó por primera vez en 1994, en una conferencia internacional sobre población y desarrollo de Naciones Unidas. Lo definieron como un estado general de bienestar físico, mental y social, y no de mera ausencia de enfermedad o dolencia, en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo y sus funciones y procesos.
Añadieron además, la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos. La sexualidad es, por lo tanto, un aspecto más de la salud a considerar y no hay que tomarlo a la ligera.
La anorgasmia (o disfunción orgásmica) en mujeres es un tema del que no se habla mucho, pero que afecta entre al 20 y al 40% de las mujeres en algún momento de sus vidas. Concretamente en España se estima una incidencia entre un 5 y un 40%. La disfunción orgásmica o anorgasmia es la inhibición recurrente del orgasmo. Es decir, que después de la correcta estimulación no se llega al orgasmo de forma recurrente.
Los profesionales suelen emplear el tratamiento sexológico. Existen diferentes modelos terapéuticos, todos bastante parecidos entre sí, pero no se sabe a ciencia cierta cuál es el más efectivo. Los sexólogos clínicos generalmente aplicamos un método que recoge aspectos de varias opciones terapéuticas, ya que hemos visto que es lo más efectivo. Este tratamiento sexológico consta de cuatro pasos:
Potenciación de la erotofilia: Consiste en intentar eliminar los pensamientos negativos sobre la sexualidad y que la paciente pierda el miedo a lo erótico. Es un paso más informativo, en el que se dan charlas y se recomiendan lecturas a las pacientes.
Autoestimulación: Primero de todo, se enseña a la paciente a relajarse y concentrarse en todas las partes del cuerpo. Luego, si se trata de mujeres con anorgasmia primaria, se empieza por la visualización de sus propios genitales en el espejo, ya que la anorgasmia primaria se debe en muchos casos al desconocimiento del cuerpo y al pudor por el sexo. Después se pasa a la estimulación genital poniendo énfasis en el clítoris y por último, si se tiene pareja, se potencia la comunicación entre ellos. Añadiremos aquí el aumento del tono de la musculatura del suelo pélvico.
Erotización sensual y orgásmica: Después de la autoestimulación se puede recomendar la estimulación manual por parte de la pareja.
Capacitación orgásmica: En esta fase se pasa de la estimulación manual a la penetración.
Tratamiento multidisciplinar de la anorgasmia femenina desde la sexología clínica – fisioterapia.
El abordaje fisioterapéutico de las disfunciones sexuales, y concretamente de la anorgasmia, es poco demandado por parte de las mujeres posiblemente por el desconocimiento de la existencia de esta disfunción y, por tanto, de la existencia de tratamiento efectivo para la misma.
La anorgasmia o dificultad para alcanzar el orgasmo, normalmente se corresponde con la presencia de hipotonía de la musculatura del suelo pélvico lo que dificulta la fase de mantenimiento o meseta en la respuesta sexual y la presencia de las contracciones tetánicas del suelo pélvico (8 contracciones por segundo presentes y muy necesarias en el orgasmo o fase orgásmica).
Soluciones desde la Fisioterapia del suelo pélvico o periné.
No podemos olvidarnos que disfunciones sexuales femeninas que cursan con dolor (como dispareunia o dolor durante las relaciones sexuales, vaginismo, vulvodinia o síndrome doloroso vulvar, etc.) que presentan normalmente, como síntoma principal, hipertonía o aumento del tono de la musculatura del suelo pélvico, van acompañadas además de dificultad para alcanzar el orgasmo o anorgasmia (como consecuencia del dolor y la imposibilidad en ocasiones de la penetración), por tanto, no hay que olvidar en estos casos el abordaje fisioterapéutico de este problema.
Así, la anorgasmia es un problema asociado de manera frecuente con otras disfunciones del suelo pélvico que cursan con hipotonía muscular y/o dolor (como la incontinencia urinaria de esfuerzo, dolor tras episiotomía en el postparto, dolor pélvico crónico, etc.).
Sin embargo, la anorgasmia puede aparecer como causa única debido a alteraciones en la fase de excitación de la respuesta sexual femenina, impidiendo alcanzar la meseta y posteriormente el orgasmo. Puede producirse en pacientes con alteración de la libido asociada a menopausia, hipotonía de la musculatura superficial del suelo pélvico y falta de lubricación, entre otros. En este caso el tratamiento se debe plantear desde una perspectiva multidisciplinar siendo muy importante el trabajo del psicólogo especialista en sexualidad.
Cuál es el tratamiento con fisioterapia de la anorgasmia.
Es importante tener en cuenta, para plantear correctamente los objetivos y el plan de tratamiento fisioterapéutico, la causa principal de la anorgasmia en la paciente, ya sea por hipotonía muscular o asociado a dolor e hipertonía muscular. El abordaje más habitual es el siguiente:
Educación terapéutica y aprendizaje de técnicas de relajación.
Técnicas externas o intracavitarias para normalizar el tono de la musculatura del suelo pélvico como el masaje perineal.
Técnicas de fortalecimiento de la musculatura del suelo pélvico.
Técnicas para mejorar el control motor y la propiocepción del suelo pélvico, empleando para ello técnicas instrumentales como biofeedback electromiográfico o manométrico.
Diatermia para mejorar la vascularización y la lubricación vaginal.
Son muchas las dudas en torno a la sexualidad que nos asaltan en nuestro día a día, lo seguimos considerando un tema tabú, pero buscamos cualquier excusa, momento o situación para hablar del tema. En muchas ocasiones nos aparecen dudas de la sexualidad entre hombres y mujeres, si somos iguales, si somos diferentes, en qué nos parecemos y en qué nos diferenciamos.
Para entender muchas de las cuestiones de la sexualidad humana, debemos partir de una base clara que puede sacarnos de muchas dudas, por ello debemos entender cómo funcionamos, cómo responde nuestro cuerpo a ciertos estímulos, qué pasa dentro de nosotros como hombres y como mujeres, es decir, ¿cómo es la respuesta sexual humana?
Respuesta Sexual a través del ciclo vital
Teorías sobre la respuesta sexual
Son muchas las teorías y propuestas de modelos de Respuesta Sexual que han surgido a lo largo de los años. La más conocida y popular la propusieron los padres de la sexología científica, Masters y Johnson en 1966 (excitación-meseta-orgasmo-resolución) y fue en 1979 cuando H. Kaplan añadió el deseo como parte fundamental de la Respuesta Sexual. Basson en el año 2000, fue quién propuso dos modelos de respuesta sexual: una lineal para hombres y mujeres enamoradas o emparejadas desde hace poco tiempo, y un segundo caso circular para mujeres más complejo que ayuda a entender su deseo sexual.
¿Qué pasa en nuestro cuerpo?
Según la fase de la Respuesta Sexual en la que nos encontremos, se producen una serie de cambios a nivel fisiológico, de los cuales algunos somos conscientes y otros no: lubricación vaginal, erección del pene, aumento del tamaño de los labios mayores y menores, elevación de los testículos, sudoración, aumento de las palpitaciones, rubor… Y durante el orgasmo: contracciones uterinas y pélvicas, contracciones del pene, eyaculación del hombre y la mujer…
Clínica de Sexologia y Psicología Pérez-Vieco en Valencia
Ahora bien, ¿hombres y mujeres funcionamos al mismo ritmo? La respuesta más rápida sería decir que no, pero sería generalizar demasiado, ya que hay hombres que puedan tener una respuesta sexual más lenta y mujeres con una respuesta sexual más rápida. Comentaremos estos aspectos siempre desde lo qué es más común, más habitual, teniendo en cuenta que siempre existen excepciones y que no todos funcionamos de la misma manera ni al mismo ritmo, independientemente de si las relaciones son homosexuales o heterosexuales.
Es aquí cuando nos paramos a pensar y entender algunas de las cosas que suceden cuando un hombre y una mujer mantienen relaciones sexuales:
La mujer tarda más en excitarse que el hombre: La excitación de la mujer no es tan evidente como la del hombre (erección del pene), la lubricación vaginal no siempre es un indicador de excitación ni que la mujer esté preparada o desee ser penetrada, a veces incluso la excitación y el deseo de ésta aparecen una vez iniciada la relación sexual.
La meseta suele ser más corta en el hombre: Hay hombres que se preocupan porque eyaculan “demasiado pronto”, pero hay que tener en cuenta que la excitación puede ser tan intensa que llegue el momento del clímax sin poderlo controlar, este no es un indicador ni mucho menos de eyaculación precoz. Por ende, la mujer necesita más tiempo de juegos eróticos para llegar al nivel del hombre.
Las mujeres pueden ser multiorgásmicas: Existen hombres que también pueden serlo, pero es mucho menos frecuente. Aquí podemos retomar el tema del “orgasmo simultáneo” (¡OJO! Esto no significa que sea imposible conseguir un orgasmo simultáneo, pero no debemos obsesionarnos al respecto, puede que el orgasmo no se alcance y no por ello ser una relación insatisfactoria) ya que si entendemos que vamos a diferentes ritmos y la mujer tarda más que el hombre en alcanzar el orgasmo, y si además éste sólo intenta proporcionárselo a través de la penetración, es cuando llegan las frustraciones. No olvidemos que el 75% aproximadamente de las mujeres alcanza el orgasmo mediante la estimulación del clítoris, por esto mismo, sabiendo que la mujer no necesita un período de descanso (período refractario que los hombres sí tienen) entre relación y relación y que pueden llegar a tener varios orgasmos seguidos, el juego erótico puede seguir después de la penetración y/o eyaculación del hombre.
¿Qué pasa cuando no nos entendemos correctamente?
A veces nos cuesta comprender como funciona sexualmente nuestra pareja, qué le gusta o disgusta, qué le resulta más o menos placentero, si llega o no al orgasmo, entre otras muchas. Lacomunicación siempre es una de las soluciones pero a veces no basta. La ansiedad, el estrés, las preocupaciones, las discusiones, la falta de empatía, falta de comunicación, desconocimiento del otro, etc. pueden afectar a nuestra salud sexual y pueden desencadenarse problemas, dificultades o disfunciones sexuales.
Cada dificultad, problema o disfunción sexual está asociada a una fase de la respuesta sexual humana: Deseo (deseo hipoactivo o falta de deseo), Excitación(disfunción eréctil, dispareunia, vaginismo), Orgasmo (anorgasmia, eyaculación precoz, eyaculación retardada, aneyaculación). Si descartamos que puedan ser por motivos orgánicos, todos ellos tienen solución mediante una terapia, un asesoramiento o reeducación, o unas pautas debidamente cumplidas.
Nos empeñamos en afirmar que hombres y mujeres somos diferentes y difíciles de comprender los unos a los otros, pero debemos tener presente que la comunicación, el conocimiento del otro y el autoconocimiento, el respeto, la comprensión, la empatía, entre muchos otros factores, son fundamentales para una salud sexual plena en pareja, algo que con mucha frecuencia tendemos a dejar de lado.
Las que impiden que las personas logren el orgasmo: “Disfunciones del orgasmo”
Y otras que pueden afectar tanto el deseo, como la excitación o el orgasmo “Otras disfunciones”.
¿Cómo se presentan las disfunciones sexuales?
Pueden presentarse desde el inicio de la vida sexual, por lo que se llaman “primarias”.
O bien pueden aparecer después de que una persona vivía normalmente su sexualidad (sentía deseo, se excitaba y tenía orgasmos), llamándose entonces “secundarias”.
¿En qué circunstancias se presentan las disfunciones sexuales?
Una forma de presentarse es impidiendo la vida sexual (ya sea el deseo, la excitación o el orgasmo) tanto cuando la persona toca su cuerpo (masturbación, autoerotismo) como al estar sexualmente con su pareja. Esto se llama disfunción sexual “Global”.
O puede ser que solamente exista dificultad en la relación sexual y sin embargo todo funcione normalmente al tocarse, esto se llama “parcial”. Finalmente, puede ser que solo suceda en circunstancias específicas, como con una pareja en particular. Entonces se denomina “Selectiva”.
¿Cuáles son las causas de las disfunciones sexuales?
Pueden tener causas orgánicas. Entre ellas, las más frecuentes son los problemas de tiroides, otros problemas hormonales, la diabetes, la hipertensión, los problemas con el colesterol.
También pueden tener causas psicológicas. Por ejemplo la depresión, la ansiedad, problemas de personalidad, dificultades de pareja o el abuso.
O causas educativas: Como la culpa, la vergüenza, la ignorancia u otras.
Con frecuencia las disfunciones sexuales tienen causas mixtas, es decir, tanto biológicas como psicológicas y/o educativas. Estas deben aclararse con precisión para aplicar el tratamiento adecuado.
¿Qué tratamiento requieren las disfunciones sexuales?
Las y los profesionales expertos en disfunciones sexuales son los sexólogos clínicos o terapeutas sexuales. Aunque es frecuente que además del terapeuta sexual, sea necesaria la intervención de otro especialista cuando existen causas orgánicas muy específicas.
¿Cuáles son las disfunciones sexuales en las mujeres?
Las mujeres, jóvenes y maduras, pueden presentar disfunciones de los cuatro tipos inicialmente mencionados, del deseo, de la excitación, del orgasmo u otras.
La mayoría de las personas con disfunciones sexuales tienen cuando menos dos disfunciones. Es importante que sepas que actualmente la gran mayoría de las disfunciones sexuales femeninas pueden solucionarse.
A continuación te explicamos más.
¿Cuáles son las disfunciones del deseo en las mujeres?
Son aquellas que afectan el apetito sexual o tus “ganas de tener una actividad sexual” y existen dos tipos de disfunciones del deseo:
Si reflexiona, se da cuenta de que sus “ganas” o deseo ha disminuído respecto a
su frecuencia en el pasado.
Ha disminuido o es ausente la frecuencia con que la mujer inicia o promueve la actividad sexual.
Es importante que observe que en esta disfunción del deseo estamos hablando de las “ganas” y no de la “frecuencia” con que se tiene vida sexual. Es posible que una mujer tenga vida sexual frecuente y aun así no tenga “ganas” o deseo.
¿Qué sucede en el “deseo sexual hiperactivo”?
A diferencia del hipoactivo, aquí el nivel de deseo de la mujer sobrepasa los límites esperados. Esta disfunción se llama también “conducta sexual compulsiva”.
En general, quiere decir que el apetito sexual se presenta con tal frecuencia e intensidad que interfiere con las actividades cotidianas de la mujer.
Siente un deseo sexual tan frecuente e intenso que tiene que dejar de trabajar o hacer otras actividades para satisfacerse.
Siente que no puede controlar su deseo sexual y postergar su satisfacción.
Continúa con esta conducta (que puede ser solo masturbación o en pareja) a pesar de que le genera problemas laborales, sociales y de pareja.
¿Cuáles son las disfunciones de la excitación en las mujeres?
Son aquellas en las que se presenta una dificultad en la mujer ya sea para “sentirse excitada” o para lograr que su “vagina lubrique” (emita líquidos lubricantes) o bien ambas cosas (excitación y lubricación) durante la actividad sexual.
¿Qué sucede en la “excitación sexual femenina inhibida”?
Que durante la actividad sexual, su vagina produzca poco o nulo liquid lubricante, lo que puede dificultar la relación sexual.
Que durante la actividad sexual no se sienta excitada, como si estuviese “desconectada” de las sensaciones de su cuerpo.
Estas dos dificultades pueden mezclarse. Por ejemplo, sí lubricar y no excitarse, no lubricar y sí excitarse, o no lubricar y no excitarse. Todas estas diversidades son parte de la misma disfunción de la excitación.
¿Cuáles son las disfunciones del orgasmo en las mujeres?
Consisten en experimentar dificultad para tener orgasmos. Tanto para que el cuerpo exprese las reacciones físicas del orgasmo como para “sentir” que se ha tenido un orgasmo. Como otras disfunciones, puede presentarse tanto en el autoerotismo (tocándose), como en pareja o en ambas circunstancias.
Esta disfunción y el deseo sexual hipoactivo son los más frecuentes en las mujeres de todo el mundo, no solamente las mexicanas.
No puede o le resulta sumamente difícil tener orgasmos, tanto en su respuesta física como en la sensación subjetiva.
Cuando sucede un orgasmo en una mujer, su vagina palpita rápidamente durante unos cuantos segundos. Además, usualmente experimenta al tiempo de las contracciones vaginales sensaciones placenteras muy intensas y posiblemente una sensación posterior de estar satisfecha sexualmente.
Estas dos dimensiones, la física y las sensaciones se ven alteradas y/o ausentes en la anorgasmia femenina.
¿Qué sucede en la “insensibilidad orgásmica”?
En la anorgasmia, explicada anteriormente, la mujer no tiene las contracciones vaginales y no siente que tuvo un orgasmo.
En esta disfunción, la mujer sí siente las contracciones de su vagina, pero no siente el placer del orgasmo, no siente haber terminado.
¿Cuáles son las otras disfunciones sexuales en las mujeres?
Existen otros tres problemas sexuales que pueden impedir que una mujer viva plenamente su respuesta sexual humana, es decir, su deseo, su excitación y su orgasmo. Estos son:
Los músculos que rodean a la vagina se contraen, “se aprietan”, de manera que es muy difícil o imposible la introducción del pene a la vagina.
Esta contracción no es voluntaria, no aparece como un intento de evitar la relación sexual por no quererla.
Es posible que la mujer se de cuenta o no de que se vagina está teniendo esa reacción.
Generalmente la mujer se siente angustiada en el encuentro sexual.
Puede ser que la mujer sí sienta deseo, sí pueda excitarse y sí pueda tener orgasmos o que el vaginismo genere problemas en alguna dimensión.
Esta es una causa frecuente de los matrimonios no consumados, y tiene solución.
¿Qué es la dispareunia?
Dispareunia significa dolor. La mujer con esta disfunción siente dolor físico en el área genital o sus alrededores ya sea durante o después de la actividad sexual.
¿Qué es la evitación fóbica de la respuesta erótica?
Sufre un intenso malestar, temor, angustia, sensación de dificultad para respirar, sudoración y otros síntomas, cuando se acerca la posibilidad de tener un encuentro erótico. Esto es independiente del amor y cercanía afectiva que sienta por su pareja sexual.
Se siente angustia intensa, fuera de proporción, ante la posibilidad de un encuentro erótico.
No existe control voluntario sobre la respuesta de angustia. No basta con que intente relajarse
¿Qué puede hacer la mujer con las disfunciones sexuales?
Las mujeres tienen derecho a una vida sexual plena, satisfactoria, saludable y enriquecedora. Si tienes problemas sexuales, busca ayuda profesional.
Las disfunciones sexuales dañan la salud integral de las mujeres, su autoestima, provocan malestar emocional, afectan la vida de la pareja e incluso de la familia. No hay razón para dejar sin atender un problema sexual.
Sería muy deseable que en lugar de poner nuestra energía en el tratamiento de problemas cuando éstos ya están presentes, fuéramos capaces de anticiparnos e ir organizando nuestra vida en cada una de las etapas evolutivas de forma saludable, promocionando hábitos saludables en lugar de ir con posterioridad desesperados intentando «apagar fuegos», tratando los problemas que van surgiendo o, aún peor, tratando de negarlos, incluso conscientes de que el tiempo no sólo no los resuelve, sino todo lo contrario. Con este ánimo, proponemos una serie de medidas que cualquiera puede ir atendiendo en aras a preservar su salud sexual, en el caso del hombre, su capacidad de respuesta eréctil.
La erección es involuntaria
El hombre no puede tener o eliminar una erección a voluntad. Sólo puede dejarse llevar por una situación estimulante desde un punto de vista sexual, y su sistema nervioso autónomo pondrá en marcha el mecanismo correspondiente. Y, curiosamente, cuanto más se esfuerce un hombre por tener una erección y más pendiente esté de ella, más fácil será que ésta no aparezca o se interrumpa.
Buen sexo no es siempre coito (penetración vaginal)
Resulta educativo para cualquier pareja disfrutar del placer cómplice compartido sin el coito como plato del menú sexual. Caricias de todo tipo, con manos, boca, piel, juguetes sexuales, la felación, el cunnilingus… son múltiples las alternativas que permiten descubrir que ambos pueden disfrutar del placer sexual sin la participación del pene en erección. Es una buena práctica educativa frente al impacto paralizante que un eventual «gatillazo» causa en hombres y parejas que, además de no esperarlo, no han desarrollado estrategias de disfrute alternativas. Corren así el riesgo de vivir la ausencia o pérdida de erección como la ausencia o pérdida de placer sexual. En suma, si cualquier hombre, en un momento dado, se descubre demasiado pendiente de su erección, más vale dejar la idea de penetrar y disfrutar de un placer que no requiera el pene erecto.
No es cierto que ya habrá tiempo
Los encuentros sexuales pueden ser programados, no es necesario que el sexo sea espontáneo: no lo hacen ni mejor ni más auténtico
Es también muy educativo ir de manera periódica explorando la posibilidad de introducir o cuestionarnos, aunque sean en apariencia, mínimos cambios en nuestro estilo de vida. Conocer y darnos cuenta de la poderosa influencia que el estrés, el exceso de trabajo o su adicción tienen sobre nuestra sexualidad. El placer requiere su tiempo, ponerlo en la agenda. Hay que olvidar el mito de la espontaneidad. Debemos ser espontáneos dentro de las horas acordadas para el placer. De otra forma, las múltiples obligaciones impiden dejar espacio-tiempo para el placer. Es lo que siempre tendemos a sacrificar, con el autoengaño de que ya habrá tiempo, de que si esperamos a que surja de manera espontánea es mejor, más auténtico. Pero no suele ser así, esperando el arrebato espontáneo, de pronto los días son semanas, incluso meses… Y «órgano que no trabaja se atrofia», algo que sucede también con los sexuales. Las investigaciones pioneras sobre conducta sexual realizadas por Alfred Kinsey le permitieron observar que las personas que con más frecuencia disfrutaban del sexo durante más años mantenían dicha capacidad de disfrute. En cambio, cuanto más escasamente disfrutan del sexo las personas, éste tiende a espaciarse más y se abandona con mayor prontitud en la madurez.
La erección, aunque no sea pétrea, puede disfrutarse
El pene mantiene su capacidad de sentir placer aunque no esté rígidamente erecto. Es más, con una buena disposición por parte de la pareja, es posible también introducir el pene fláccido o casi fláccido en la vagina. Son formas de disfrutar de sensaciones genitales sin la «exigencia» de rigidez, causa frecuente de su paradójica incapacidad.
Cuidar la salud es cuidar la sexualidad
Otro aspecto dentro de los cambios de estilo de vida es el de los hábitos saludables generales. La salud sexual es un aspecto de la salud global. Ya hemos mencionado que los problemas con la erección son síntomas centinelas de que existen otras enfermedades como la hipertensión, ateroesclerosis, diabetes, etc. De hecho, cada vez disponemos de más evidencias de las semejanzas entre el tejido cardíaco y el eréctil. Las prácticas saludables para aquél también lo son para éste. Quien desea mantener su salud, también la sexual, incluida la capacidad de respuesta eréctil, debe dejar el tabaco y otras drogas, beber con moderación y prestar atención a los medicamentos que le son prescritos. Cada vez conocemos más sobre los posibles efectos adversos antisexuales de algunos (tabla DE4). Si surgen dificultades sexuales estando medicado, hay que consultar con el médico al respecto. Y quien padece alguna enfermedad sistémica (verlas en tabla DE1), controlarla y seguir los consejos médicos es cuidar su salud, también la sexual.
Disfunción eréctil
La dificultad o imposibilidad para poder alcanzar o mantener una erección suficiente como para llevar a cabo la penetración y realizar el coito ha sido conocida históricamente con el nombre de impotencia. Este nombre, con una gran carga negativa, parecía describir tanto esa imposibilidad física como el sentimiento de frustración del paciente y de los profesionales de la salud que tenían que atender estos casos con muy pocos recursos.
Por fortuna, hoy hablamos de disfunción eréctil. Esto supone más que un cambio de nombre. Hay nuevas terapias, nuevos recursos farmacológicos y quirúrgicos que han desterrado el pesimismo de este problema sexual y permiten dar respuesta clínica a esta disfunción sexual que se estima que puede afectar a casi dos millones de españoles. De hecho, la disfunción eréctil y la eyaculación precoz constituyen los problemas de carácter sexual más frecuentes entre los varones, que repercuten en la calidad de vida tanto de quien la sufre como de su pareja.
Otra consideración relevante sobre la necesidad de atender la capacidad de respuesta de erección del hombre es que ésta se puede comportar como un síntoma centinela de otras enfermedades subyacentes importantes, como hipertensión, ateroesclerosis, diabetes, etc. (tabla DE1).
El primer estudio de envergadura sobre la incidencia entre la población de este problema fue el llamado MMAS (Massachusetts Male Aging Study), realizado en Estados Unidos en el año 1994 en 1.290 varones de edades comprendidas entre 40 y 70 años. La prevalencia de disfunción eréctil de cualquier grado era del 52% de la población masculina. Con posterioridad, en España (1999) se realizó el estudio EDEM (Epidemiología de la Disfunción Eréctil Masculina) en el que se evaluó a 2.476 varones españoles, de entre 25 y 70 años de edad. Se encontró algún grado de disfunción eréctil en el 12,1% de los casos. En el caso español, si nos fijamos en el rango que comprende hombres de entre 40-70 años, el 24,6% padece disfunción eréctil, lo que pone de manifiesto que la prevalencia de la disfunción eréctil en nuestro país es inferior a la detectada en el MMAS. Ambos estudios demostraron lo que los sexólogos constatábamos en nuestras consultas diarias: la incidencia de la disfunción eréctil aumenta con la edad (tabla DE2). No obstante, es frecuente que un hombre tenga problemas transitorios de erección en algún momento de su vida. Si sucede alguna vez con carácter aislado no debe ser motivo de preocupación.
La disfunción eréctil según la edad
Desde el punto de vista de las causas y del tipo de tratamiento más adecuado, la edad es un factor determinante. La disfunción eréctil tiene causas más frecuentes en función de los distintos periodos evolutivos del hombre.
En el joven
«Hace un año que soy impotente. Ha sido desde que tengo novia y hemos querido tener relaciones sexuales. No sé qué pasa, pero evito que nos veamos a solas y voy dando excusas para que esa situación no ocurra. Cada vez es más difícil convencerla de que no me pasa nada». Es el caso de Juan, quien con apenas 18 años ya experimenta la frustración y angustia del hombre que se percibe como impotente.
«En cuanto empezamos a salir, los amigos no paraban de decirme ‘¿ya te la has tirado?’ y cosas por el estilo. Disimulaba ante ellos, pero me sentía obligado a hacerlo con ella lo antes posible. Aunque no estaba muy seguro de qué es lo que quería hacer cuando estuviéramos solos ella y yo las primeras veces».
La disfunción eréctil de Juan es debida a la presión psicológica que le ocasiona la responsabilidad que él mismo se atribuye para «hacerlo bien como hombre». La idea de cumplir en un chico que no ha tenido experiencia sexual previa actúa como una losa; si bien no sabe con exactitud qué debe ser cumplir, siente que el placer de su chica es responsabilidad suya y sobre todo responsabilidad de su pene. Estos casos son fácil y rápidamente tratables.
En el adulto joven
«Desde hace unos meses no puedo tener una erección. Mi mujer y yo trabajamos, llegamos a casa tarde y cansados, apenas con fuerzas como para cenar algo y tumbarnos a descansar y dormir. En la empresa las cosas van bien, lo que pasa es que tengo mucho trabajo -y me gusta, pero es mucho-. La verdad es que hace ya tiempo que el sexo no es más que una especie de obligación más, llega el fin de semana y toca. Muchas veces en realidad tengo ganas de descansar. Si salimos a cenar y tomar algo, lo que realmente tengo ganas de hacer después es dormir, pero si no lo hacemos no es normal. Ahora, desde que no tengo erección, la cosa es mucho peor. Me agobia la idea del sexo, del fin de semana. Ella nota que la evito y está más agresiva conmigo. Estamos discutiendo más por cualquier cosa».
La terapia sexual avanza más rápida y eficaz si ambos miembros de la pareja se implican en el proceso
Luis, de 32 años, trabaja en una empresa en la que es apreciado por su dedicación y éxito profesional. No tiene ningún conflicto con Rosa (29 años, su mujer) pero el estrés laboral, la falta de tiempo para ellos, y ahora sus dificultades en la cama, han comenzado un proceso que, de no haber venido a consulta, rápidamente deterioraría su relación.
El estrés laboral, el sentimiento de sentirse agobiado, es el desencadenante inicial de su disfunción eréctil. Estos fallos de erección se producen también cuando hay problemas laborales o pérdida de empleo. En muchas ocasiones, los procesos depresivos desencadenados por las situaciones de desempleo causan disfunción eréctil. No en vano, los estados depresivos son muy dañinos sobre la respuesta sexual. Incluso en ocasiones, la falta de erección asociada con la falta de deseo sexual es la primera y tal vez la única manifestación del trastorno depresivo.
El tratamiento de estos casos de disfunción eréctil puede suponer el afrontamiento simultáneo de los cuadros de ansiedad, depresión y de cualquier otro conflicto psicológico de base o asociado (tabla DE3), por lo que en ocasiones, y por un periodo breve y transitorio, puede requerir el uso de fármacos como ansiolíticos o antidepresivos en el proceso de terapia sexual. Así, se facilita que el paciente goce del suficiente autoapoyo como para centrarse de manera específica en el problema sexual, donde la implicación de su pareja será clave para facilitar la resolución del problema.
Un factor que contribuye a incrementar un posible estado depresivo o ansioso es que, además, se haya producido una separación o divorcio. En otras ocasiones, el hombre no tiene pareja y precisamente su miedo a fallar hace que autosabotee cualquier incipiente relación en cuanto vislumbra que puede acabar en sexo. El miedo a no poder dar la talla lo aleja cada vez más de las relaciones sociales. En todos los casos en que el hombre no dispone de pareja, la terapia sexual es, si cabe, más importante y decisiva. Como es obvio, el proceso de terapia suele ser más prolongado y en él se abordará el apoyo a su autoestima.
En adultos de mediana edad
«Desde hace unos meses no tengo erecciones con mi mujer. Lo he intentado pero no lo consigo, me pongo nervioso, ya antes de comenzar estoy pensando que no podré conseguirlo. Tengo 54 años, hasta hace un año alguna vez había perdido la erección. No le dimos importancia, pero ahora, no aguanto la erección. Si no eyaculo pronto, pierdo la erección. Al principio mi mujer decía que no me preocupara, pero la veo cada vez más distante. Me ha llegado a preguntar si hay otra. No sé cómo convencerla de que no entiendo lo que me pasa».
Adolfo, fumador de paquete y medio de tabaco diario, con un trabajo de oficina que le facilita una vida sedentaria, sin suficiente ejercicio físico, con unos kilos de más, una tensión arterial ligeramente alta y con algo de «colesterol» sufre una afección leve en su sistema vascular. El mecanismo de erección del pene forma parte de dicho sistema por lo que todo lo que afecta a la circulación, afecta a la erección. No es que no pueda tener una erección por todas las cosas que físicamente le ocurren, sino que si a ello se le suma la preocupación y la autoexigencia por tenerla, se completa el círculo de factores que acaban deteriorando su respuesta erectiva.
El tratamiento del problema de Adolfo es relativamente rápido al inicio si cuenta con la colaboración cómplice de su esposa. La terapia sexual avanza siempre más rápida y eficaz si ambos miembros de la pareja se implican en el proceso. Resulta evidente que la mejora de su calidad de vida será decisiva también para mejorar su erección durante los próximos años, en los que habrá que contar con el tratamiento de los problemas médicos y, de manera previsible, con la ayuda de un grupo de fármacos prosexuales, los inhibidores de la PDE5 (viagra, cialis, levitra).
Conviene alertar que los fármacos que se citan tienen que tomarse bajo prescripción médica. Se trata de un medicamento que no es inocuo si se ingiere sin la supervisión de un facultativo y con las dosis adecuadas. Además, para aquellas personas que pudieran tener la tentación de multiplicar su potencia gracias a ellos, conviene advertirles que no es así. Como fármaco que es, cura una patología pero no sirve para otras facultades.
En el hombre mayor
La edad avanzada no es una enfermedad. Por fortuna, cada vez más hombres llegan a cierta edad en un estado saludable. En esta situación, no hay por qué esperar ningún problema con la repuesta sexual. No existe ninguna edad de jubilación sexual. No obstante, hoy por hoy también son muchos los hombres que van acumulando factores que deterioran su salud -y la sexualidad es un aspecto fundamental de la salud- por lo que se van incrementando los casos de disfunción eréctil con la edad (tabla DE2). Cuantas más enfermedades vayan manifestándose, en especial aquellas que afectan a los sistemas circulatorio o nervioso, más probabilidades habrá de que eso se traduzca en factores que restan capacidad de erección en los hombres. Otros factores que con frecuencia vienen a sumarse a los que deterioran la calidad de la erección son los mismos fármacos con que tratamos dichas enfermedades, que suelen tener como efecto adverso la perturbación de la capacidad de erección del pene con mayor o menor intensidad.
La gran mayoría de casos de la disfunción eréctil son fácilmente diagnosticables cuando se atienden los aspectos médicos, psicológicos y sociales
El tratamiento de la disfunción eréctil del hombre de edad avanzada pasa por la atención médica de la enfermedad o enfermedades que contribuyen a que ésta aparezca. Con frecuencia el tratamiento de estos casos se beneficia también del uso de los inhibidores de la PDE5 antes mencionados (viagra, cialis, levitra) que, como una suerte de «muletas químicas», son de utilidad, bien al inicio de la recuperación de la capacidad eréctil o bien constituyen un apoyo farmacológico más o menos permanente para el hombre, dependiendo de su estado global de salud. El éxito resulta de la adecuada integración de estos recursos médicos y farmacológicos en el proceso de terapia sexual, que, en el caso de haberla, se beneficia de la implicación de la pareja, como sucede por lo general en el tratamiento de problemas sexuales.
Soluciones
Por fortuna, en la actualidad la gran mayoría de los casos de disfunción eréctil son fácilmente diagnosticables cuando se atienden los aspectos médicos (su estado físico, enfermedades, medicamentos, drogas, etc.), psicológicos (cómo se encuentra y cómo está repercutiendo en la pareja, si la tiene) y sociales (el contexto en el que vive y surge el problema) que pueden estar implicados en la aparición de la disfunción.
La sequedad vaginal es un trastorno muy común, y es importante que la mujer sepa cómo evitar que se convierta en un obstáculo insalvable para el disfrute sexual
La terapia sexual se ha visto auxiliada tanto por la integración de recursos psicoterapéuticos como por el creciente desarrollo de la farmacología sexual, que permite disponer de medicamentos cuyo óptimo manejo está en manos del médico sexólogo en el marco de la intervención terapéutica adecuada a cada caso.
Como en casi todas las disfunciones sexuales, el mejor pronóstico se da en los casos en los que afecta a una pareja sin grandes conflictos y con una buena disposición a la colaboración activa entre ambos.
Principales causas médicas de disfunción eréctil
Fuente: Documento de Consenso sobre Disfunción Eréctil. Elaborado por 12 entidades científicas. 2002
Causas psicológicas y sexuales de la disfunción eréctil
Fuente: Documento de Consenso sobre Disfunción Eréctil. Elaborado por 12 entidades científicas. 2002
Causas vasculares: 60-80%
Causas neurológicas: 10-20%
Causas hormonales: 5-10%
Patologías genéricas
Patologías genéricas
Arteriosclerosis
Tabaco
Hiperlipemia
HTA
Diabetes
Enfermedad de Peyronie
Fracturas pélvicas
Traumatismos perineales
Fractura de cuerpos cavernosos
Trasplante renal heterotópico
Síndrome de Leriche
Bypass aortoiliaco o aortofemoral
Secuelas de la Radioterapia
Secuelas del priapismo
De sistema nervioso central
Accidente cerebrovascular
Síndrome de apnea del sueño
Enfermedad de Alzheimer
Enfermedad de Parkinson
Tumor cerebral
De la médula espinal
Traumatismos
Causa compresiva (Hernia discal)
Enfermedad desmielinizante (Escl. Múltiple)
Causa tumoral (Tumor medular)
Enfermedad vascular (Infarto medular)
Enfermedad infecciosas (Tabes dorsal)
Mielomeningocele
Enfermedades degenerativas Iatrogenias
Nervios periféricos
Neuropatía diabética
Neuropatía alcohólica
Secuelas postquirúrgicas
Prostatectomía
Cistoprostatectomía
Resección transuretral de próstata
Cirugía de la médula espinal
Amputación rectal
Exceso de estrógenos
Latrogénico exógeno
Hepatopatías
Tumores productores de estradiol o de HCG
Hiperprolactinemias
Latrogénica por fármacos
Tumor hipofisario
Hipogonadismos
Hipogonadotróficos
Hipergonadotróficos
Disfunciones tiroideas
Hipertiroidismo
Hipotiroidismo
Disfunciones suprarrenales
Síndrome y enfermedad de Cushing
Insuficiencia suprarrenal
Hiponutriciones severas
Principales causas derivadas de la ingesta de fármacos de disfunción eréctil
Fuente: Documento de Consenso sobre Disfunción Eréctil. Elaborado por 12 entidades científicas. 2002
Fármacos con acción hormonal
Disminuyen o inhiben la acción de la testosterona: antiandrógenos,estrógenos, anabolizantes, esteroides, espironolactona, ketoconazol, digoxina, clofibrato, cimetidina.
Aumentan los niveles de la prolactina, una hormona cuya principal función es estimular la producción de leche de las madres que amamantan, aunque está presente en todas las personas, tanto hombres como mujeres: cimetidina, metoclopramida, fenotiazinas, opiáceos, endorfinas, haloperidol, antidepresivos tricíclicos,metildopa.
Fármacos psicótropos
Antipsicóticos y neurolépticos: fenotiazinas, tioxantinas, tioridazinas, butirofenonas.
Se define el trastorno de la excitación sexual femenina como la incapacidad persistente o recurrente para conseguir o mantener la excitación. El síntoma que percibe la mujer y que es el que mejor describe el trastorno es la dificultad para lubricar su vagina en respuesta a una estimulación sexual adecuada. Tiene la sensación de permanecer seca de forma que la penetración, el intento de penetración o la simple manipulación de su vulva le resulta incómoda o francamente molesta. Es menos o en absoluto apreciable para una mujer el hecho de que presente disminución de la hinchazón genital adecuada (clitoridiana o labial) y falta de alargamiento, dilatación y excitación vaginales.
La prevalencia específica de este trastorno no ha sido bien delimitada. Los estudios al respecto la engloban entre el conjunto de las disfunciones sexuales femeninas, de forma que se describe una prevalencia que varía desde un 25% a un 63% de la población femenina. En cualquier caso, en el trastorno de la excitación sexual femenina un factor clave es la edad de la mujer. Este trastorno suele presentarse especialmente tras la menopausia, sea esta quirúrgica o fisiológica.
Con el cese de la regla (menopausia) es frecuente que aparezca este problema, que viene desencadenado por la falta de estrógenos en la mujer, como comentamos en el capítulo que dedicamos a la sexualidad en la menopausia y climaterio. Otras causas médicas, mucho menos frecuentes, pueden ser desde ciertas enfermedades, la propia atrofia del tejido genital (kraurosis), por lo general en edad avanzada, y puede ser un efecto adverso de algunos medicamentos, como, por ejemplo, el uso reiterado de ciertas cremas con corticoides.
Cuando el trastorno de excitación aparece en mujeres más jóvenes, que aún no han alcanzado su climaterio, suele deberse a causas psicológicas, relacionadas en su mayoría con preocupación y miedo alrededor de la propia experiencia sexual inmediata: miedo al embarazo, al contagio, a ser descubiertos, a ser rechazada por la pareja, etc. En las chicas más jóvenes es bastante frecuente que se trate de una simple mala técnica de estimulación sexual. El escaso juego sexual previo al coito impide que la vagina se encuentre lubricada de manera adecuada, de forma que tanto los intentos de penetración como la misma penetración resultan molestos, cosa que desconecta todavía más a la mujer de su proceso de excitación, lo que a su vez aleja la posibilidad de que fluya su respuesta de lubricación.
Sequedad vaginal
Es la molestia principal de la mujer con trastorno de excitación sexual. Es importante que toda mujer, especialmente aquella que se encuentre en su menopausia y comience a sentir sequedad vaginal, sepa cómo evitar que esto sea un obstáculo insalvable para su disfrute sexual. De entrada, cualquier mujer que comience a percibir sequedad vaginal y/o insuficiente lubricación en las relaciones sexuales, con independencia de su edad, debe dedicar especial atención al disfrute del juego sexual no coital, es decir, a las caricias de todo tipo, que si bien son clave para el disfrute de cualquier pareja, en estos casos puede suponer la diferencia entre sentir placer o molestias. Es muy importante cuidar la vulva y la vagina, como cualquier otra parte de nuestro cuerpo. Si proporcionamos a nuestro cutis cuidados con cremas, la vulva y la vagina también requieren de atención cuando aparece la sequedad vaginal. En la farmacia se pueden encontrar, sin necesidad de receta médica, geles que contienen isoflavonas de soja, con propiedades hidratantes y suavizantes que ayudan a evitar la sequedad vaginal. Los comprimidos de isoflavonas, las cápsulas de aceite de onagra o las vitaminas A y E también mejoran el estado de la piel de todo el cuerpo y las mucosas.
La sequedad vaginal es un trastorno muy común, y es importante que la mujer sepa cómo evitar que se convierta en un obstáculo insalvable para el disfrute sexual
En el capítulo sobre la sexualidad en menopausia y climaterio se comentan los criterios sobre la conveniencia de la Terapia Hormonal Sustitutoria (THS), así como las cautelas que deben seguirse durante el tratamiento de reposición hormonal con estrógenos y progestágenos. Tanto si la mujer recurre a la THS como, de manera especial, si no lo hace, es destacable la ventaja, en cuanto a calidad de vida y facilidad para continuar disfrutando de su sexualidad, del uso de lubricantes y geles vaginales antes mencionados. En el caso del uso de lubricantes, es preferible que sean de base hídrica o solubles en agua. Los lubricantes que no se disuelven en agua proceden del petróleo, de manera fundamental se trata de la vaselina y otros aceites minerales. Éstos, a causa de su indisolubilidad en agua, se adhieren a la mucosa vaginal, lo que puede facilitar el desarrollo de gérmenes y disfrazar las infecciones hasta que están demasiado avanzadas.
Es conveniente que el lubricante tenga un pH ligeramente ácido, que no supere el 5.0, similar al habitual de la vagina y que le permite la mejor defensa frente a infecciones o desequilibrios en la flora bacteriana vaginal. Es preferible un gel ligero, de fácil aplicación. Hay menor riesgo de posible irritación vaginal cuando el lubricante carece de sustancias que le confieran sabor, olor o color. Mejor si su efecto lubricante es de larga duración. Eso facilita la espontaneidad en el encuentro sexual por no necesitar estar pendiente del momento de su aplicación previa al coito. Los geles de isoflavonas cumplen esa función. Por último, es recomendable que el lubricante sea fácil de eliminar con el lavado, cosa que también ocurre cuanto más solubles en agua son. Los geles de isoflavonas no requieren de lavado porque actúan como una crema hidratante y suavizante.