SEXUALIDAD Y APEGO EN EL TRASTORNO LÍMITE DE LA PERSONALIDAD.
Las personas con diagnóstico de Trastorno Límite de Personalidad (TLP) tienen dificultades en el desarrollo de la sexualidad que derivan en conductas sexuales de riesgo. Se conoce que las experiencias tempranas de abuso sexual y el desarrollo de un apego inseguro son factores de riesgo para la aparición del TLP. El estudio de la relación entre las dificultades en la esfera sexual en la edad adulta y el apego inseguro nos permitiría comprender el origen de estas dificultades y, por tanto, mejorar el abordaje terapéutico de esta problemática.
En uno de los estudios realizados, de los 138 artículos obtenidos, se seleccionaron 41. Los resultados de estos estudios muestran una elevada prevalencia de comportamientos sexuales de riesgo, experiencias sexuales tempranas, alta impulsividad y compulsividad sexual, alteraciones de la identidad sexual y mayor número de parejas sexuales en pacientes con TLP. Estas características se asociaron con un tipo de apego inseguro.
Los estudios realizados hasta la fecha indican que el apego inseguro se asocia con un mayor riesgo de sufrir dificultades en la sexualidad en el TLP. Futuras investigaciones permitirán profundizar en la relación existente entre el tipo de apego y dichas conductas.
Causas del desarrollo del Trastorno Límite de la Personalidad (TLP).
Entre las causas del desarrollo del Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) se han descrito la experiencia de adversidades a edades tempranas (p. ej.: el abuso sexual), o crecer en un entorno disfuncional: un estilo de crianza parental con ausencia de límites, poco consistente o negligente a nivel emocional (Levy, 2005; Rodríguez, 2015). Estas situaciones pueden dificultar la construcción de un apego seguro y determinar la manera en la que los pacientes desarrollaran su capacidad para relacionarse (Diamond & Meehan, 2013). La teoría del apego ofrece un marco teórico para la comprensión del desarrollo y mantenimiento de las alteraciones relacionales propias de los trastornos de la personalidad (Fonagi et al., 1996; Yeomans & Levy, 2002).

Las investigaciones previas se han centrado en la forma en que las personas con TLP desarrollan el apego, pero la asociación entre estas experiencias tempranas en la asunción de riesgos y la impulsividad en la conducta sexual en el TLP sigue siendo motivo de debate (Brüne, Jiaqing, Schojai, Decker & Edel, 2017).
Se ha visto en diversos estudios que los pacientes con TLP tienen mayor prevalencia de apego desorganizado y ambivalente (Navarro-Gómez, Frías, & Palma, 2017; Sánchez, & Vega, 2013; Steele, Bate, Nikitiades, & Buhl-Nielsen, 2015). Sin embargo, no se conoce el papel modulador que el estilo de apego puede desempeñar en el desarrollo de su sexualidad. Según Chatziandreou (2006) dichos pacientes poseen una sexualidad fragmentada, infantil y pregenital. Además, su contacto sexual existe a través de sensaciones y emociones superficiales relacionadas, principalmente, con el tacto, el contacto con la piel, la superficie y las impresiones visuales.
Por estos motivos, es de interés clarificar la importancia del estilo de apego en el desarrollo de la sexualidad en el TLP.
Conclusiones de los estudios del TLP y las relaciones sexuales.
1. Las personas con TLP inician las relaciones sexuales a edades más tempranas que la población general. Muestran mayor prevalencia de comportamientos sexuales de riesgo, en especial, si está asociado a consumo de sustancias, lo que incrementa la probabilidad de contraer enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados, mantener relaciones sexuales comerciales y sufrir violaciones.
2. Las personas con TLP muestran más dudas sobre la identidad y orientación sexual. Muestran tasas más altas de impulsividad sexual, mayor número de parejas sexuales, mayor apertura a las relaciones esporádicas y más problemas para mantener relaciones amorosas que la población general. Pueden utilizar las conductas sexuales, de forma compulsiva, como una forma de evasión de los sentimientos internos desagradables.
3. El estilo de apego inseguro es nuclear en este trastorno, los estudios difieren entre sí es un apego desorganizado, ambivalente o evitativo, el que caracteriza esta patología. Aunque estudios previos apuntan a la existencia de una asociación entre este estilo de apego y ciertas dificultades sexuales, se requieren un mayor número de investigaciones a este respecto.
4. El área de la sexualidad es un ámbito muy relevante en el TLP, por lo que se recomienda prestar especial atención a la evaluación y el abordaje específico de esta área psicológica en el TLP.
5. Se requieren investigaciones que estudien la asociación del estilo de apego en las relaciones sexuales para poder mejorar el abordaje terapéutico. Es de interés conocer cómo la educación sexual puede modular la intensidad de estas dificultades sexuales y si puede establecerse como una posible variable de prevención ante estas conductas sexuales de riesgo.
Descripción de las categorías diagnósticas de los Trastornos de Personalidad.
Trastorno antisocial / psicopático.
Esta categoría incluye tanto el componente de desinhibición e irresponsabilidad, como el de mezquindad, es decir, los rasgos relacionados con la insensibilidad o la falta de remordimiento, la manipulación y la agresión depredadora. Todo ello es muy similar a los actuales factores II y I de la psicopatía. Hay abundantes pruebas de que estos dos factores se diferencian en términos de sus correlatos neurobiológicos, lo que ofrece una base sólida en relación con estos subtipos
El tipo antisocial coincide bastante con los actuales criterios. A su vez, las personas que coinciden con el tipo psicopático son arrogantes y egocéntricas, buscan el poder sobre los demás y los manipulan o se aprovechan de ellos con el fin de infligir daño o para lograr sus objetivos.

- Son insensibles y muestran poca empatía con los demás, a menos que éstos sean coincidentes con sus intereses.
- Muestran desprecio por los derechos, propiedades o seguridad de los demás, y no sienten culpa o remordimientos por el daño que causan.
- Pueden actuar de manera agresiva o sádica hacia los demás en pos de sus intereses personales y parecen obtener placer o satisfacción al dominar, humillar o degradar a los demás.
- También tienen encanto superficial y capacidad de agradar cuando conviene a sus propósitos.
- Demuestran pocos principios morales convencionales y tienden a negar la responsabilidad de sus actos y a culpar a otros de sus propios fracasos y defectos.
Los dominios y rasgos descriptivos de este trastorno de la personalidad son los siguientes: 1. Antagonismo: Insensibilidad; 2. Antagonismo: Agresión; 3. Antagonismo: Manipulación; 4. Antagonismo: Hostilidad; 5. Antagonismo: Engaño; 6. Antagonismo: Narcisismo; 7. Desinhibición: Irresponsabilidad; 8. Desinhibición: Imprudencia; 9. Desinhibición: Impulsividad.
Trastorno evitativo.
Los pacientes aquejados de este trastorno tienen un sentido negativo de sí mismos, asociado con un profundo sentimiento de insuficiencia e inhibición en el establecimiento de relaciones interpersonales íntimas. Más concretamente, se sienten ansiosos, inferiores, socialmente ineptos y poco atractivos, por lo que se avergüenzan con facilidad.
- Son tímidos y reservados tanto en situaciones profesionales como sociales y evitan éstas, aun deseándolas, por miedo al ridículo o a la humillación, por lo que buscan contextos que no incluyan a otras personas.
- Están preocupados y son muy sensibles a las críticas o rechazo de los demás, siendo renuentes a revelar información personal por temor a la desaprobación o rechazo.
- Parecen carecer de habilidades interpersonales, dando como resultado pocas amistades íntimas. Las relaciones profundas se evitan debido a un temor general a la intimidad, incluida la sexual.
- Los individuos que se asemejan a este tipo tienden a culparse a sí mismos, se sienten responsables por las cosas malas que suceden y no encuentran disfrute en las actividades de la vida cotidiana.
- También tienden a ser emocionalmente inhibidos y tienen dificultades para expresar sus deseos o emociones, tanto positivas como negativas.

Los rasgos relacionados con este tipo son los siguientes: 1. Emocionalidad negativa: Ansiedad; 2. Emocionalidad negativa: Miedo al abandono; 3. Emocionalidad negativa: Pesimismo; 4. Emocionalidad negativa: Baja autoestima; 5. Emocionalidad negativa: Culpa /Vergüenza; 6. Introversión: Evitación de relaciones íntimas; 7. Introversión: Retirada social; 8. Introversión: Afectividad restringida; 9. Introversión: Anhedonia; 10. Introversión: Aislamiento social; 11. Compulsión: Aversión al riesgo.
Trastorno límite.
Los pacientes con este trastorno tienen un concepto de sí mismo muy frágil, que es fácilmente alterado y fragmentado bajo situaciones de estrés, lo que se traduce en un nivel de identidad pobre y en sentimientos crónicos de vacío. Como resultado de ello, presentan inestabilidad emocional y tienen dificultades para mantener relaciones íntimas duraderas.
- Estos pacientes experimentan rápidos cambios de humor, de forma intensa e impredecible, pudiendo mostrarse extremadamente ansiosos o deprimidos. También pueden enojarse o ser hostiles si se sienten incomprendidos o maltratados. Pueden implicarse en agresiones verbales o físicas cuando están enojados.
- Las reacciones emocionales suelen darse en respuesta a acontecimientos interpersonales negativos que implican pérdida o decepción. Las relaciones se basan en la fantasía, en la necesidad de los demás para la supervivencia y en la dependencia excesiva, así como en un miedo al rechazo o abandono.
- La dependencia implica tanto el apego inseguro, expresado como dificultad para tolerar la soledad, como la necesidad urgente de contacto con otras personas significativas cuando está estresado, acompañada a veces por un comportamiento sumiso. Al mismo tiempo, la intensa e íntima dependencia de otra persona a menudo conduce a un miedo a la pérdida de la identidad propia. Por lo tanto, las relaciones interpersonales son muy inestables y se alternan entre la dependencia excesiva y la huida.

- Los principales rasgos y conductas interpersonales pueden estar asociados con una alteración de la regulación cognitiva. Es decir, las funciones cognitivas pueden deteriorarse en momentos de tensión interpersonal, lo que conduce a un procesamiento de la información escindido o dicotómico, del tipo de blanco o negro. Asimismo pueden experimentar reacciones cuasi-psicóticas, incluyendo la paranoia y la disociación, que pueden progresar a cuadros de psicosis transitoria.
- Los individuos con este tipo se caracterizan por ser impulsivos, actuando con la emoción del momento, y por implicarse en actividades potencialmente negativas. Los actos deliberados de autolesión (por ejemplo, cortarse o quemarse), la ideación suicida y los intentos de suicidio ocurren típicamente acompañados de una angustia intensa y de disforia, en particular en el contexto de los sentimientos de abandono, cuando una relación importante se rompe. Una angustia intensa también puede llevar a otras conductas de riesgo, incluyendo el abuso de drogas, la conducción temeraria, los atracones de comida o la promiscuidad sexual.
Los dominios y rasgos asociados son los siguientes: 1. Emocionalidad negativa: Labilidad emocional; 2. Emocionalidad negativa: Autolesiones; 3. Emocionalidad negativa: Inseguridad de separación; 4. Emocionalidad negativa: Ansiedad; 5. Emocionalidad Negativa: Baja autoestima; 6. Emocionalidad negativa: Depresividad; 7. Antagonismo: Hostilidad; 8. Antagonismo: Agresión; 9. Desinhibición: Impulsividad; 10. Esquizotipia: Propensión a la disociación.
Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad.
Las personas que cuentan con este tipo de trastorno de la personalidad son gobernadas por su necesidad de orden, precisión y perfección. Las actividades se llevan a cabo de una forma excesivamente metódica. Por ello, tienen preocupaciones intensas por el tiempo transcurrido, la puntualidad, los horarios y las normas. En este sentido son enormemente rígidos y poco espontáneos.
- Las personas afectadas presentan un desarrollo excesivo del sentido del deber, así como la necesidad de tratar de completar todas las tareas meticulosamente. Esta tendencia puede dar lugar a una parálisis de la conducta por la indecisión y la necesidad de sopesar las alternativas, los pros y los contras, de manera que las tareas importantes frecuentemente no pueden completarse.
- En su mayor parte las emociones fuertes -tanto positivas (por ejemplo, el amor) como negativas (por ejemplo, la ira)- no se experimentan en forma consciente ni son expresadas.
- A veces el individuo puede mostrar gran inseguridad, falta de confianza en sí mismo y un malestar emocional en forma de culpa o de vergüenza por las deficiencias y fallos reales o percibidos en su conducta.
- Tienen un sentido muy estricto de lo que está bien y de lo que está mal.

Los dominios y rasgos asociados a este tipo son los siguientes: 1. Compulsión: Perfeccionismo; 2. Compulsión: Rigidez; 3. Compulsión: Orden; 4. Compulsión: Perseverancia; 5. Emocionalidad negativa: Ansiedad; 6. Emocionalidad negativa: Pesimismo; 7. Emocionalidad negativa: Culpa/Vergüenza; 8. Introversión: Restricción de los afectos; 9. Antagonismo: Negativismo.
Trastorno esquizotípico.
Las personas con este tipo de trastorno de la personalidad se caracterizan por tener déficits sociales y por sentirse incómodas y con una capacidad reducida para las relaciones interpersonales.
- Al mismo tiempo, se muestran excéntricas en su apariencia (por ejemplo, en la forma de vestir o en la higiene) y en su comportamiento (por ejemplo, en la postura o en la mirada), con distorsiones cognitivas y perceptivas relativas a creencias extrañas (superstición, clarividencia, telepatía, etc.) o a inferencias arbitrarias, como ver mensajes ocultos u otorgar un significado especial a los sucesos comunes.
- A veces, pueden aparecer síntomas cuasi-psicóticos, como pseudo-alucinaciones, ilusiones sensoriales, ideas sobrevaloradas, ideación paranoide leve o incluso episodios psicóticos transitorios.
- En las situaciones sociales se sienten marginados, les resulta difícil sentirse conectados con los otros y desconfían de las motivaciones de los demás, incluidos sus cónyuges, colegas y amigos.
- Su discurso puede ser vago, circunstancial, metafórico, recargado, pobre o estereotipado.

- Las emociones mostradas son muy limitadas y frecuentemente están inhibidas. Todo ello les hace aparecer alejados e indiferentes a las reacciones de los demás.
Los dominios y rasgos asociados a este tipo son los siguientes: 1. Esquizotipia: Excentricidad; 2. Esquizotipia: Disregulación cognitiva; 3. Esquizotipia: Percepciones inusuales; 4. Esquizotipia: Creencias inusuales; 5. Introversión: Denuncia social; 6. Introversión: Afectividad restringida; 7. Introversión: Evitación de la intimidad; 8. Emocionalidad negativa: Suspicacia; 9. Emocionalidad negativa: Ansiedad.
Tratamientos del trastorno antisocial de la personalidad (TAP).
Dentro de los tratamientos para mejorar las condiciones del trastorno de personalidad antisocial se encuentran varios, como la psicoterapia individual, intervención familiar, terapias grupales y la medicación, en casos más graves el trabajo multidisciplinario entre los psicólogos y psiquiatras es necesario para disminuir los niveles de agresividad en los pacientes. Veamos en que consiste cada uno de los tratamientos mencionados anteriormente.
Psicoterapia individual: es muy complicado llegar a este punto con el consentimiento del paciente antisocial, pues por su misma condición es incapaz de aceptar que necesita ayuda y mucho menos asistir a la misma, es por ello que este tratamiento individual se da en muchos casos por exigencia de la justicia como condición de libertad en casa o por obligación de los padres, la psicoterapia individual ayuda a la persona a darse cuenta que sus pensamientos no son del todo válidos y que sus conductas son sucesoras de dichos pensamientos, el proceso suele ser extenso, pero todo dependiendo de la confianza y el progreso que tenga el terapeuta con el paciente.
Intervención familiar o terapia familiar: es conocida por tener gran impacto en el individuo, donde todos los integrantes de la familia en conjunto con el psicólogo o terapeuta le hacen demostrar al paciente lo mucho que afectan sus comportamientos a la dinámica familiar, deteriorando la misma y generando impotencia por todos sus familiares, pues expresan emociones y sentimientos que quizás la persona no había tomado en consideración con anterioridad. La efectividad de esta terapia en familia depende de igual forma de los integrantes del núcleo familiar, en muchas situaciones su participación debe ser corregida y asesorada por el psicólogo para no crear mayores daños en las cogniciones del paciente.

Psicoterapia grupal o terapia de grupos: es una forma de abordaje un tanto parecida a la familiar, solo que en este caso los participantes cumplen con una o más características en común, desde cometer algún delito hasta solamente haber golpeado a alguien, es entonces donde un facilitador (terapeuta) se encargará de dirigir los grupos con el fin de ir mejorando la comunicación y demostrando que se puede dialogar sin necesidad de la agresión o ira.
Medicación o psicofármacos: este tipo de tratamiento se sale de las manos de los psicólogos grupales o individuales, dándole su importancia al gremio médico en trabajar conjuntamente para disminuir los niveles de irritabilidad y frustración en los pacientes con conductas antisociales. Los medicamentos conocidos como antipsicóticos suelen tener un efecto positivo en el control de las emociones mencionadas, sin embargo el abordaje psicológico ayudará al paciente a comprender su comportamiento e ir disminuyendo el consumo del fármaco para evitar la adicción al mismo.
Recomendaciones para convivir con una persona que sufre trastorno antisocial de la personalidad.
Las recomendaciones pueden llegar a ser repetitivas, pero nunca están de más para tener esa ayuda que muchos desean, para así mejorar la calidad de vida tanto de los pacientes como de los familiares y allegados de los mismos, en primer lugar es necesario saber que ante un delito de carácter mayor como asesinato o violación la responsabilidad recae sobre los familiares, amigos y conocedores del suceso, pues sin represión alguna ante estos actos la persona continuará cometiendo los mismos, causando mayor daño en otras personas, así que denunciar el caso y llevar el mismo a un ámbito psiquiátrico puede mejorar la condición del paciente si este considera que tiene una respuesta positiva al tratamiento.
Otras recomendaciones para los familiares, amigos y allegados son:
Información y psicoeducación: los procesos de psicoeducacion parten de la idea que los familiares y amigos tengan el conocimiento sobre el trastorno que está padeciendo la persona y la mejor forma de poder sobrellevar la misma.
Evita las etiquetas: conocer sobre el trastorno inspira más seguridad a la hora de tratar a las personas con estas condiciones, pero etiquetarles y recordar a cada segundo su trastorno puede provocar un efecto contrario, la aceptación siempre será un excelente comienzo.
No ceder ante las demandas: cuando las personas antisociales exigen una razón, actividad o bienes materiales necesitan que les complazca de inmediato, mostrar sumisión y cumplir ante las demandas te colocará a su mandato por mucho tiempo.

Evita las discusiones si las mismas no son importantes: discutir por cualquier cosa puede ser su gancho para generar conflicto y demandar tener la razón, si consideras que la discusión no llegará a ningún lado es mejor dejarlo así.
No permitas que te afecte su situación: sabemos que suena complicado, más si estamos hablando de una persona importante en nuestras vidas, pero deprimirnos, bajar la frecuencia de nuestra autoestima, sentir ansiedad, entre otros síntomas pueden aumentar el riego de tener un retroceso en el paciente antisocial.
No caigas en sus mentiras: es muy probable que las mentiras sean más frecuentes de lo que crees, tampoco te convertirás en un ateo de sus palabras, pero podrás demostrar si lo que dice es cierto o no, así colaborarás en demostrarle que no todo el tiempo tiene razón.
Convivir con una persona que sufre de trastorno antisocial de la personalidad puede ser realmente un reto, hay quienes no aguantan la situación y prefieren desertar, otros que aguantan callados en sufrimiento, la idea es simplemente que busquen ayuda si necesitan de la misma, colaborar con la mejora de la persona que nos importa parte también de la participación que nosotros brindemos para que el progreso se dé de una manera eficaz y sin consecuencias mayores.
Cómo afecta el trastorno antisocial de la personalidad en diferentes contextos.
Ya especificado con anterioridad el trastorno antisocial, debemos colocar en tela de juicio como el mismo es capaz de alterar vínculos emocionales, vivenciales y comunicacionales en el hogar, trabajo y sociedad en general, pues dicho trastorno trae consigo consecuencias que no solo afectan a las personas que la padecen sino también a sus allegados.
En varios estudios estadísticos se ha comprobado que el índice de personas que sufren de trastorno antisocial suelen ser en su mayoría del sexo masculino, para especificar aún más la fuente, los estudios fueron realizados en países como Estados Unidos, Noruega y el Reino Unido llevando a cabo entrevistas estructuradas del DSM-II, DSM-III y DSM-IV de acuerdo a la época de aplicación.
Veamos entonces como el trastorno antisocial de la personalidad puede afectar considerablemente el contexto en el que se desenvuelve la persona afectada.
En el entorno familiar: los factores genéticos y el modelamiento social de la familia tiene mucho que ver en el desarrollo del trastorno antisocial, pues se puede inferir que el entorno familiar juega un papel principal en la evolución de cada niño, si este posee una crianza bajo los ideales de agresividad, frustración e ira, lo más probable es que el niño comience a desarrollar los mismos rasgos que observa en su casa.

En cuanto a las consecuencias que se muestran presentes en el hogar, se puede manifestar:
- Actitudes violentas hacia los padres
- El incumplimiento de tareas en el hogar
- Utilización de malas palabras y agresión verbal
- Hurto o robo de objetos materiales de los integrantes de la familia
- Peleas físicas entre los integrantes de la familia
- Presencia de episodios depresivos y de frustración en padres y hermanos.
Todas estas características son consecuencias del trastorno antisocial dentro del núcleo familiar, lo que conlleva en estados más desarrollados al abandono del hogar, utilización de fármacos, peleas constantes, entre otras.
En el entorno laboral: anteriormente habíamos hablado sobre el incumplimiento de las normas de las personas que sufren de este trastorno, pues solo debemos concretar dicha característica en el trabajo. Por lo general las personas antisociales prefieren obtener dinero y bienes materiales de manera fácil y rápida, lo que puede llevar a cometer delitos como hurto o robo a otras personas, es importante acotar que en otros casos de menor intensidad, las personas antisociales tienden solo a robar a personas que conocen o son allegadas para lograr satisfacer sus propias necesidades, como comprar alcohol, drogas, cigarrillos u otras dependencias que haya desarrollado con el tiempo.
Es por ello que mantenerse en un trabajo honesto con una paga considerable por su esfuerzo, los adentra en el mundo social donde prefieren estar lejos del sistema, para no tener que humillarse para lograr lo que merecen o necesitan, es tal el caso de la persona que no dura más de 3 meses en un puesto de trabajo y termina yéndose del mismo bajo las peores condiciones, como peleas con compañeros de trabajo, insultando a los jefes, rompiendo objetos como pueden ser material de oficina, ordenadores, maquinaria, entre otras cosas.
En el entorno social: aunque las personas antisociales como su nombre lo describe van en contra de las normas aplicadas en la sociedad, se pueden sentir identificados con otros individuos que compartan sus mismos ideales o pensamientos, veamos el caso de las pandillas, grupos urbanos, entre otros, que solo buscan pasar un buen momento para ellos sin importarle lo que puedan hacer sentir a los demás.

En este apartado es importante acotar que las personas con trastorno antisocial son muy selectivos en cuanto a sus amistades y no suelen ser muy duraderas por el mismo motivo que los aleja de poder interrelacionarse con otros, por lo general se convierten en rivales o simplemente existe uno del grupo que es más sumiso que los demás, permitiendo la humillación del resto.
En el entorno escolar: como es de esperarse en estos casos, el interés por asistir a la escuela y obtener conocimientos académicos no se muestra presente en los antisociales, realmente disfrutan el hecho de mostrar su presencia como personajes fuera de la complacencia escolar, sin embargo su asistencia en las instituciones puede resultarles agradable para someter a otros compañeros de clases a realizar actividades de mal gusto, robarles dinero, golpearlos, entre otras agresiones físicas, psicológicas y verbales.
Diagnóstico del TAP o trastorno antisocial de la personalidad.
Anteriormente nos hemos encargado de definir y clasificar las características del trastorno antisocial de la personalidad (TAP), sin embargo muchas personas pueden presentar dichas características por motivos que no se asocian a una enfermedad mental, sino que las mismas estén más relacionadas a la presión social, veamos un ejemplo donde María ha hecho nuevos amigos, estos la convencen de robar algo de una casa para poder estar en el grupo, por el hecho de no perder la oportunidad de pertenecer al nuevo grupo de amigos María entra a la casa y se lleva un collar de perlas que ha conseguido en una habitación.
Quizás el ejemplo anterior parezca sacado de una película, pero la realidad se parece mucho a esta historia de María, pues ella no es diagnosticada con trastorno antisocial, es solo el modelamiento y la aceptación de su nuevo grupo de amigos lo que la motivo a cometer un acto delictivo. Es por ello que los manuales de criterios diagnósticos especifican claramente que dicho trastorno debe ser elaborado por un profesional de la salud mental psicólogo o psiquiatra, con el fin de establecer científicamente instrumentos de medición que atribuyan la conducta antisocial en las personas sometidas a las pruebas.

La asociación Americana de Psicología (APA) ha colaborado con la elaboración del manual estadístico de los trastornos mentales DSM-IV en donde se especifica los criterios que se deben cumplir para diagnosticar a una persona con trastorno antisocial, a continuamos presentamos dichos criterios.
A.- Es necesario puntualizar un patrón de desprecio y violación de los derechos por los demás que se presentan a partir de los 15 años de edad, como lo indican tres o más de los siguientes criterios.
En este primer aspecto es necesario que el psicólogo diagnostique que los comportamientos antisociales se hagan presentes antes de los 18 años de edad y que cumplan con los criterios que mencionamos a continuación.
1.- fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al comportamiento legal, como lo indica el perpetrar repetidamente actos que son motivo de detención
En este primer criterio nos encontramos con conductas que puedan ser sancionados por la ley, entre las más frecuentes se encuentra la violación, destrucción de bienes ajenos, agresión física o verbal, robo, hurto y acoso. En cualquiera de estas conductas es necesario puntualizar que cumple con el criterio número 1 de la sección A.
2.- deshonestidad, indicada por mentir repetidamente, utilizar un alias, estafar a otros para obtener un beneficio personal o por placer.
Los antisociales mienten frecuentemente para escapar de los conflictos que puedan tener con la autoridad, los falsos testimonios pueden llevar a actos delictivos.
3.-impulsividad o incapacidad por planificar el futuro.
En este criterio la persona no es capaz de pensar en las consecuencias de sus actos ni planificar una mejora para su futuro próximo, tiende a actuar de manera impulsiva y apresurada según sus propias necesidades.
4.- irritabilidad y agresividad, indicados por peleas repetidas o agresiones.
Sus respuestas tienden a ser causas de frustraciones por no lograr sus cometidos, es por ello que se crean conflictos que terminan en peleas, discusiones y agresiones físicas o verbales.
5.- despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás.
El termino empatía no figura en sus cogniciones, las personas con trastorno antisocial piensan muy poco en las consecuencias que sus actos pueden ocasionar en los demás, muchas veces en sus propios familiares y amigos así como en él mismo.

6.-irresponsabilidad persistente, indicada por la incapacidad de mantener un trabajo con constancia o de hacerse cargo de obligaciones económicas.
La inconstancia es clara en el trastorno antisocial, hacerse cargo de una responsabilidad que beneficie a otros y a él mismo no es una opción viable, por ende termina desertando y abandonando cualquier responsabilidad que se le atribuya.
7.- falta de remordimientos, tales como lo indica la indiferencia o la justificación del haber dañado, maltratado o robado a otros.
No reconoce el daño que les ha provocado a otros, porque no es capaz de sentir ninguna emoción que lo haga sentir culpable y en defensa es capaz de culpar a otros.
B.- El sujeto tiene al menos 18 años de edad.
Para ser diagnosticado con trastorno antisocial la persona debe ser mayor de edad (18 años) en caso contrario que tenga una edad por debajo de la mencionada será diagnosticado con trastorno disocial de la conducta.
C.- Existen pruebas de un trastorno disocial que comienza ante la edad de 15 años.
Es muy frecuente que los comportamientos mencionados anteriormente se hagan presente apartir de los 15 años de edad, es decir que ha presentado conductas disociales.
D.- El comportamiento antisocial no aparece exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia o un episodio maniaco.
Todos los comportamientos de agresión y falta de responsabilidad no son consecuencias de otros trastornos mentales como es el caso de la esquizofrenia o episodios de manía o hipomanía.
Al cumplir con la mayoría de estos criterios se puede diagnosticar al paciente con trastorno antisocial de la personalidad, estos criterios son exactos y tienden a ser modificados en actualizaciones posteriores del DSM-IV actualmente elaborado el DSM-V.
A parte del DSM-IV como guía o manual para determinar el trastorno mental en una persona, existe el CIE-10 que es avalado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y recomendado internacionalmente por la misma, aquí podemos observar otros criterios que se asemejan mucho pero tienden a variar de acuerdo con el evaluador. El CIE-10 contempla las siguientes características para el diagnóstico del trastorno disocial (antisocial).
Se trata de un trastorno de personalidad que, normalmente, llama la atención debido a la gran disparidad entre las normas sociales prevalecientes y su comportamiento; está caracterizado por:
A.- Cruel despreocupación por los sentimientos de los demás y falta de capacidad de empatía.
B.- Actitud marcada y persistente de irresponsabilidad y despreocupación por las normas, reglas y obligaciones sociales.
C.- Incapacidad para mantener relaciones interpersonales duraderas.
D.- Muy baja tolerancia a la frustración o bajo umbral para descargas de agresividad, dando incluso lugar a un comportamiento violento.
E.- Incapacidad para sentir culpa y aprender de la experiencia, en particular del castigo.
F.- Marcada predisposición a culpar a los demás o a ofrecer racionalizaciones verosímiles del comportamiento conflictivo.