Estrés y Deseo Sexual

El Estrés y sus consecuencias en el deseo sexual.

La falta de deseo sexual, el deseo sexual hipoactivo o bien, también conocido como deseo sexual inhibido, es una enfermedad según la Organización Mundial de la Salud, que en su clasificación de patologías la encuadra dentro de las disfunciones sexuales no orgánicas con el nombre de Ausencia o Pérdida del Deseo Sexual. Esta falta de interés para tener relaciones sexuales, una vez desechadas las causas médicas o fisiológicas (problemas endocrinos, trastornos hormonales, insuficiencia renal o tratamientos farmacológicos) y las psicológicas (una educación excesivamente estricta o baja autoestima, por ejemplo), se encuentra muy a menudo ligada al modo de vida de quien padece esta apatía sexual. El estrés, el exceso de problemas laborales o familiares y la incapacidad para afrontar la ansiedad que estas situaciones producen a menudo la inapetencia sexual.

Efectos del Estrés sobre la Testosterona.

El estrés puede terminar “matando” la libido, aunque de manera lenta y gradual. La causa está en la testosterona, principal agente del deseo sexual. Si ésta disminuye, también es menor la libido. Pero, además, el estrés hace que aumente el nivel de cortisol en la sangre, una hormona esteroide producida por la corteza suprarrenal. El alto nivel de cortisol reprime la mayoría de las funciones orgánicas, incluyendo las funciones sexuales y reproductivas. Siempre que aparecen síntomas de apatía sexual en hombres que solían tener la libido alta, hay que prestar atención al cansancio, ya que el ritmo de vida, los problemas cotidianos y la fatiga hacen que las ganas de mantener relaciones sexuales disminuyan notablemente. En sexólogos Valencia junto con la Clínica de Sexología y Psicología Pérez Vieco en Valencia somos conscientes la la influencia de la influencia de padecimiento de estrés y su afectación en el deseo sexual tanto de hombres como mujeres. En Sexólogos y Sexólogas Valencia llevamos a cabo un tratamiento integrador para dar solución a tus problemas y mejorar tu respuesta sexual.
Cuando se acumula tensión, si las situaciones nos superan, se produce un bloqueo. Y el plano sexual no es una excepción. Por ello, generalmente, El estrés influye en el deseo, favoreciendo la apatía e inhibiendo la respuesta sexual.

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Qué tenemos en cuenta en Sexólogos y Sexólogas Valencia.

Para diagnosticar que la inapetencia sexual esté causada por la acumulación de tensión y preocupaciones hay que tener en cuenta varios factores, según indican los psicólogos sexólogos de nuestra clínica de sexología y psicología, entre los que se encuentran la falta de interés en iniciar actividades sexuales, ya sea con una pareja o en solitario, o la frecuencia de las relaciones, si es muy inferior a lo que se puede esperar por la edad y el contexto correspondiente o si es menor que en etapas anteriores de la vida. En cualquier caso, los especialistas deben descartar que esta persona padezca depresión.

Cuando los síntomas y el ritmo de vida indican con claridad que el estrés es la causa de la disfunción sexual, hay que tener en cuenta cómo le afecta a cada persona, en lo que tendrá mucho que ver el género de quien lo sufra. Y es que aunque puede afectar tanto a mujeres como a hombres, la respuesta de cada uno es muy distinta. En los hombres pueden aparecer o agudizarse, si ya existían, problemas como la eyaculación precoz y la disfunción eréctil. La disminución del rendimiento sexual conlleva, además, miedo a no dar la talla, lo que da lugar a una disminución del número de relaciones, con lo que el problema se transforma en un círculo vicioso que termina por provocar de manera casi irremediable la pérdida de deseo.

Soluciones a la falta de deseo sexual en la Clínica de Sexología Pérez Vieco.

Un tratamiento natural se basará sobre todo en la enseñanza de nuevos hábitos que ayudan a manejar el estrés, como la respiración, la relajación o la revisión de la escala de valores del individuo afectado. Los cambios conductuales que proponen los expertos para llegar a la superación del trastorno sexual se basan en técnicas para combatir el estrés. Nuestros sexólogos y sexólogas son expertos en el tratamiento del deseo sexual, el deseo sexual hipoactivo y/o el deseo sexual inhibido. Veamos algunos de los cambios comportamentales:

  • Reflexionar: No se debe dejar pasar de largo el problema, sino afrontarlo y razonar sobre los motivos que llevan a sentir la angustia y la ansiedad que bloquean los sentidos. Tomar conciencia de que no sólo afecta al plano sexual, observar qué otros aspectos de la vida cotidiana se ven resentidos.
  • Relajarse: Darse cuenta de que el estrés es variable y no durará siempre y relativizar la importancia de no sentir deseo sexual en algunos momentos determinados. Lo peor es obsesionarse.
    Tener calidad de vida: Eliminar los excesos,en la alimentación, en la cantidad de trabajo así como en la realización de actividades físicas agotadoras.
  • Establecer prioridades claras: No siempre está en nuestras manos eliminar preocupaciones como enfermedades, problemas económicos o familiares. Pero sí depende de cada uno de nosotros ‘saber vivir a pesar de’, poniendo un orden de prioridades y dando a cada situación y problema la
  • Abandonar las prisas: No hay que tener apremio por volver a mantener la vida sexual normal, ya que puede generar más ansiedad en la persona afectada.
  • Hablar: Como para cualquier otra situación de crisis por la que atraviese la pareja, la comunicación y compartir el problema entre los dos miembros es lo más importante.
  • Analizar: Observar con calma la situación para abordar las posibles soluciones, sin provocar un drama por un cambio circunstancial en los hábitos sexuales de la pareja.
  • Imaginación: Es importante mantener un poco de suspense en la pareja, que no se pierda la “magia” de los primeros encuentros. A largo plazo, la seguridad adormece los instintos y si la tensión acumulada es muy grande aún se anestesian más.

El estrés, el sexo y la falta de deseo.

El estrés, el gran enemigo.

El estrés y el sexo se relacionan directamente aunque no seamos siempre conscientes de ello. Cuando la falta de deseo se debe al estrés, hay que buscar soluciones. Combinar la terapia sexual es una alternativa eficaz junto con el tratamiento del estrés.

Este problema suele ir agudizándose con el tiempo si no hacemos nada. Recomendamos consultar con un sexologo para que te ayude a estimular el apetito sexual. El asesoramiento de un especialista en sexología es crucial para volver a disfrutar de las relaciones sexuales.

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Estar sometido a un estrés muy frecuente y durante un largo periodo de tiempo puede causarnos diferentes problemas de salud física y psicológica. La falta de deseo sexual es uno de los síntomas más comunes del estrés.

Cuando estamos estresados podemos tener problemas de ansiedad o insomnio. Es común también sentirse más tristes, irritables, apáticos y cansados. Si no nos sentimos bien física y emocionalmente perdemos la iniciativa. Y con ello, también el interés por las actividades que normalmente nos hacen sentir bien. Si estamos demasiado estresados, nuestra cabeza estará llena de preocupaciones. Pero ¿Cómo se relacionan el estrés y el sexo? Con la ansiedad y el agobio surgen las dificultades para desconectar del trabajo y de todo lo que nos preocupa. En este estado es muy probable sufrir falta de apetito sexual.

La ansiedad y el estrés son los principales enemigos de una vida sexual satisfactoria. Y una de las causas más frecuentes de la falta de deseo sexual.

El estrés y el sexo.  ¿Cómo afecta?

  • El problema de la falta de deseo sexual normalmente va apareciendo de forma gradual y suele empeorar con el tiempo si persiste la situación.
  • Normalmente los pacientes acuden a consulta cuando ya llevan un largo periodo con este problema.
  • Al principio no le dan tanta importancia pero con el empeoramiento van apareciendo las preocupaciones, la frustración y el malestar por la falta de deseo.
  • La inhibición del deseo sexual no es un problema hasta que no genera un malestar emocional a la persona que lo sufre o a su pareja.
  • En todo caso, podemos afirmar que dejar pasar el tiempo no suele ser una buena solución viable.
  • Como hemos dicho, normalmente el problema se irá agudizando. Por lo tanto, en caso de notar un descenso del deseo sexual siempre es recomendable consultar con un sexologo.

Cuando la falta de deseo sexual se debe principalmente al estrés, es necesario combinar la terapia sexual con el tratamiento de los problemas de estrés.

Nuestros Sexólogos y Sexólogas en la Clínica aconsejan…

Nuestro equipo de Sexologos  y Sexólogas en Valencia os propone algunos consejos para gestionar mejor el estrés y el sexo y que no afecte a la pareja:

  • Aprende a desconectar y a gestionar tus preocupaciones. En caso que tu estrés sea laboral es importante que aprendas a desconectar del trabajo. Tus preocupaciones laborales debes afrontarlas en tu tiempo de trabajo.
  • Practica alguna técnica de relajación y realiza ejercicio físico. Está demostrado que ambas actividades son eficaces para gestionar el estrés.
  • Establece prioridades y reserva un tiempo a solas con tu pareja.
  • Identifica en qué momentos te sientes menos cansado y puedes tener una mejor predisposición para tener un contacto físico agradable con tu pareja.
  • Os recomendamos que quitéis presión y que os olvidéis temporalmente de practicar el coito. Buscad las sensaciones y el placer en todo el cuerpo, más allá de los genitales. Esto también os ayudará a salir de la rutina.
  • Estimula tus fantasías sexuales. Para aumentar tu deseo sexual debes pensar en sexo y esto podemos facilitarlo exponiéndote a diferentes tipos de estímulos sexuales: puedes leer literatura erótica o ver videos eróticos. Si eres mujer y no te gusta el porno, investiga porque no todo el porno es igual. Hay directoras como Erika Lust que realizan un tipo de cine porno pensado y creado especialmente para mujeres.
  • Sal de la rutina y diviértete: Jugad, cambiad de lugar dónde practicáis las relaciones sexuales, atrévete a visitar un sex shop con tu pareja y a probar algún juguete.

Deseo Sexual y pareja

En una relación de pareja, la mayoría de veces aparecen pequeñas trabas o problemas que, en la mayoría de casos, tienen solución. La alteración del deseo sexual puede ser una de estas dificultades.

Hay que comprender y aceptar que el deseo sexual no es una emoción lineal en el tiempo. De una manera generalizada hay la creencia de que si una relación funciona, siempre tiene que existir este deseo erótico hacia nuestra pareja, que en parte es cierto, pero esto no implica que siempre se tengan que tener ganas de mantener relaciones sexuales o que se quieran expresar o manifestar del mismo modo.

Especialmente en las mujeres, el deseo erótico es muy cíclico; está muy relacionado con las hormonas y los ciclos menstruales y esto nos afecta a la hora de tener más o menos ganas de mantener una relación sexual. También la monotonía en las relaciones puede influir en estas ganas y, evidentemente, si hay problemas o preocupaciones externas (ya sean con la pareja, trabajo, estudios, familia, salud, etc.), también influirán en nuestra sexualidad.

Por todo esto es importante tener una pareja al lado que lo entienda. Para poner remedio, se tiene que hablar del tema, se pueden probar cosas nuevas (introducir posturas diferentes, juguetes eróticos, juegos sexuales, etc.) y sobre todo, no se tiene que presionar a un cambio de actitud inmediato.

El peor intento de solución a la falta de deseo sexual es la presión (ya sea física o psicológica) por parte de la persona más libidinosa de la pareja, o incluso, por la parte menos deseosa, accediendo a practicar sexo para no sentirse mal pensando que podría herir a la otra persona con un “ahora no me apetece”. El hecho de “sentirse obligado/a” a mantener una relación sexual no deseada en un momento determinado, puede provocar el efecto contrario, es decir, mayor inhibición del deseo sexual; además de otras emociones y sentimientos negativos.

Por lo tanto, si nos encontramos en esta situación de falta de deseo erótico, primeramente deberemos “normalizarlo” pensando cómo es nuestro deseo habitualmente y a lo largo de toda nuestra experiencia y, seguidamente, plantearnos si hay algún factor externo que nos pueda estar afectando o influyendo, o si lo que sentimos es monotonía en nuestras relaciones, o bien, si queremos continuar estando con nuestra pareja. También es importante recordar que una relación de largo recorrido no acostumbra a mantener una libido como la del primer día y esto también es difícil de asumir en algunos casos y/o para algunas personas.

La sexualidad individual y de pareja evoluciona y a veces no hacia las mismas latitudes, pero si hay comunicación y se intenta comprender, respetar y llegar a un equilibrio, se pueden encontrar soluciones y acuerdos.

Has experimentado falta de deseo sexual y ¿no sabes con quién hablarlo?… Le pasa a más personas de las que imaginamos y puede afectar a la relación de pareja. Consideramos que tenemos un deseo sexual inhibido cuando nos sentimos insatisfechos con nuestro deseo sexual y ésto nos genera un malestar acusado o dificultades de relación interpersonal. No hay una frecuencia establecida de relaciones sexuales que podamos considerar normal, ya que existe mucha variablidad. Si te sientes insatisfecho con tu deseo sexual o el de tu pareja puedes consultar a un sexólogo para realizar un coaching sexual que te ayudará a estimular el deseo y a que disfrutes más de tus relaciones sexuales.

La variabilidad en el nivel de deseo sexual de las personas es amplísima, haciéndose muy difícil definir cuáles serían los niveles “normales” en términos cuantitativos. Con tanta variabilidad, el valor discriminativo más importante es si la persona (o su pareja) se siente insatisfecha con su nivel de apetencia, es decir si experimenta falta de deseo sexual.

El funcionamiento del apetito sexual es parecido a los demás “apetitos”, como por ejemplo el hambre y el sueño, que representan la parte más instintiva del ser humano. Esto significa que la biología influye en el grado, intensidad y frecuencia con que tenemos dichos apetitos. No obstante, dicha tendencia es modificable mediante la práctica y el entrenamiento.

La falta de deseo sexual está afectando a la relación de pareja. ¿Qué hacer para evitarlo?

El bloqueo del interés sexual puede tener múltiples causas. Si llevas un tiempo insatisfecho con tu deseo sexual o el de tu pareja puedes consultar a un sexólogo. Realizar un coaching sexual te ayudará a identificar las causas de tu deseo sexual inhibido y te proporcionará herramientas prácticas para estimular el deseo sexual. En el coaching sexual se intenta superar la letargia o inercia con un “entrenamiento erótico” que tiene el objetivo de avivar la apetencia, exponiéndose a diversos estímulos de origen sensual/sexual.

Es habitual que si llevas un tiempo sin deseo sexual hayas empezado a evitar cualquier situación que pueda desencadenar en un encuentro sexual (una caricia, un beso, etc). Esta estrategia de evitación contribuye a que el problema se mantenga, de modo que “cuánto menos sexo practicas, menos deseo sexual sientes y cuánto menos deseo tienes, menos sexo practicas”.

Respuesta Sexual Humana

¿Qué sabemos sobre la respuesta sexual humana?

Son muchas las dudas en torno a la sexualidad que nos asaltan en nuestro día a día, lo seguimos considerando un tema tabú, pero buscamos cualquier excusa, momento o situación para hablar del tema. En muchas ocasiones nos aparecen dudas de la sexualidad entre hombres y mujeres, si somos iguales, si somos diferentes, en qué nos parecemos y en qué nos diferenciamos.

Para entender muchas de las cuestiones de la sexualidad humana, debemos partir de una base clara que puede sacarnos de muchas dudas, por ello debemos entender cómo funcionamos, cómo responde nuestro cuerpo a ciertos estímulos, qué pasa dentro de nosotros como hombres y como mujeres, es decir, ¿cómo es la respuesta sexual humana?

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Respuesta Sexual a través del ciclo vital

Teorías sobre la respuesta sexual

Son muchas las teorías y propuestas de modelos de Respuesta Sexual que han surgido a lo largo de los años. La más conocida y popular la propusieron los padres de la sexología científica, Masters y Johnson en 1966 (excitación-meseta-orgasmo-resolución) y fue en 1979 cuando H. Kaplan añadió el deseo como parte fundamental de la Respuesta SexualBasson en el año 2000, fue quién propuso dos modelos de respuesta sexual: una lineal para hombres y mujeres enamoradas o emparejadas desde hace poco tiempo, y un segundo caso circular para mujeres más complejo que ayuda a entender su deseo sexual.

¿Qué pasa en nuestro cuerpo?

Según la fase de la Respuesta Sexual en la que nos encontremos, se producen una serie de cambios a nivel fisiológico, de los cuales algunos somos conscientes y otros no: lubricación vaginal, erección del pene, aumento del tamaño de los labios mayores y menores, elevación de los testículos, sudoración, aumento de las palpitaciones, rubor… Y durante el orgasmo: contracciones uterinas y pélvicas, contracciones del pene, eyaculación del hombre y la mujer…

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Clínica de Sexologia y Psicología Pérez-Vieco en Valencia

Ahora bien¿hombres y mujeres funcionamos al mismo ritmo? La respuesta más rápida sería decir que no, pero sería generalizar demasiado, ya que hay hombres que puedan tener una respuesta sexual más lenta y mujeres con una respuesta sexual más rápida. Comentaremos estos aspectos siempre desde lo qué es más común, más habitual, teniendo en cuenta que siempre existen excepciones y que no todos funcionamos de la misma manera ni al mismo ritmo, independientemente de si las relaciones son homosexuales o heterosexuales.

Es aquí cuando nos paramos a pensar y entender algunas de las cosas que suceden cuando un hombre y una mujer mantienen relaciones sexuales:

  • La mujer tarda más en excitarse que el hombre: La excitación de la mujer no es tan evidente como la del hombre (erección del pene), la lubricación vaginal no siempre es un indicador de excitación ni que la mujer esté preparada o desee ser penetrada, a veces incluso la excitación y el deseo de ésta aparecen una vez iniciada la relación sexual.
  • La meseta suele ser más corta en el hombre: Hay hombres que se preocupan porque eyaculan “demasiado pronto”, pero hay que tener en cuenta que la excitación puede ser tan intensa que llegue el momento del clímax sin poderlo controlar, este no es un indicador ni mucho menos de eyaculación precoz. Por ende, la mujer necesita más tiempo de juegos eróticos para llegar al nivel del hombre.
  • Las mujeres pueden ser multiorgásmicas: Existen hombres que también pueden serlo, pero es mucho menos frecuente. Aquí podemos retomar el tema del “orgasmo simultáneo” (¡OJO! Esto no significa que sea imposible conseguir un orgasmo simultáneo, pero no debemos obsesionarnos al respecto, puede que el orgasmo no se alcance y no por ello ser una relación insatisfactoria) ya que si entendemos que vamos a diferentes ritmos y la mujer tarda más que el hombre en alcanzar el orgasmo, y si además éste sólo intenta proporcionárselo a través de la penetración, es cuando llegan las frustraciones. No olvidemos que el 75% aproximadamente de las mujeres alcanza el orgasmo mediante la estimulación del clítoris, por esto mismo, sabiendo que la mujer no necesita un período de descanso (período refractario que los hombres sí tienen) entre relación y relación y que pueden llegar a tener varios orgasmos seguidos, el juego erótico puede seguir después de la penetración y/o eyaculación del hombre.

¿Qué pasa cuando no nos entendemos correctamente?

A veces nos cuesta comprender como funciona sexualmente nuestra pareja, qué le gusta o disgusta, qué le resulta más o menos placentero, si llega o no al orgasmo, entre otras muchas. La comunicación siempre es una de las soluciones pero a veces no basta. La ansiedad, el estrés, las preocupaciones, las discusiones, la falta de empatía, falta de comunicación, desconocimiento del otro, etc. pueden afectar a nuestra salud sexual y pueden desencadenarse problemas, dificultades o disfunciones sexuales.

Cada dificultad, problema o disfunción sexual está asociada a una fase de la respuesta sexual humana: Deseo (deseo hipoactivo o falta de deseo), Excitación(disfunción eréctil, dispareunia, vaginismo), Orgasmo (anorgasmia, eyaculación precoz, eyaculación retardada, aneyaculación). Si descartamos que puedan ser por motivos orgánicos, todos ellos tienen solución mediante una terapia, un asesoramiento o reeducación, o unas pautas debidamente cumplidas.

Nos empeñamos en afirmar que hombres y mujeres somos diferentes y difíciles de comprender los unos a los otros, pero debemos tener presente que la comunicación, el conocimiento del otro y el autoconocimiento, el respeto, la comprensión, la empatía, entre muchos otros factores, son fundamentales para una salud sexual plena en pareja, algo que con mucha frecuencia tendemos a dejar de lado.

Disfunciones Sexuales Femeninas

¿Qué características tienen las disfunciones sexuales?

  • Son de naturaleza erótica. Es decir, son problemas relacionados con el deseo sexual, la excitación sexual y el orgasmo.
  • Son indeseables. Son un problemas de salud que afectan la calidad de vida y se consideran una enfermedad.
  • Son recurrentes y persistentes. Es necesario que se presenten durante un tiempo y por varias ocasiones.
  • Son un grupo de síntomas. Usualmente se presentan con diversos síntomas y pueden tener origen biológico, psicológico o cultural.

¿Qué tipo de disfunciones sexuales existen?

Existen 4 tipos generales de disfunciones sexuales en la mujer:

  • Las que afectan el deseo sexual de una persona, llamadas “Disfunciones del deseo
  • Las que impiden que una persona se excite, llamadas “Disfunciones de la excitación
  • Las que impiden que las personas logren el orgasmo: “Disfunciones del orgasmo”
  • Y otras que pueden afectar tanto el deseo, como la excitación o el orgasmo “Otras disfunciones”.

¿Cómo se presentan las disfunciones sexuales?

  • Pueden presentarse desde el inicio de la vida sexual, por lo que se llaman “primarias”.
  • O bien pueden aparecer después de que una persona vivía normalmente su sexualidad (sentía deseo, se excitaba y tenía orgasmos), llamándose entonces “secundarias”.

¿En qué circunstancias se presentan las disfunciones sexuales?

Una forma de presentarse es impidiendo la vida sexual (ya sea el deseo, la excitación o el orgasmo) tanto cuando la persona toca su cuerpo (masturbación, autoerotismo) como al estar sexualmente con su pareja. Esto se llama disfunción sexual “Global”.

O puede ser que solamente exista dificultad en la relación sexual y sin embargo todo funcione normalmente al tocarse, esto se llama “parcial”. Finalmente, puede ser que solo suceda en circunstancias específicas, como con una pareja en particular. Entonces se denomina “Selectiva”.

¿Cuáles son las causas de las disfunciones sexuales?

Pueden tener causas orgánicas. Entre ellas, las más frecuentes son los problemas de tiroides, otros problemas hormonales, la diabetes, la hipertensión, los problemas con el colesterol.

También pueden tener causas psicológicas. Por ejemplo la depresión, la ansiedad, problemas de personalidad, dificultades de pareja o el abuso.

causas educativas: Como la culpa, la vergüenza, la ignorancia u otras.

Con frecuencia las disfunciones sexuales tienen causas mixtas, es decir, tanto biológicas como psicológicas y/o educativas. Estas deben aclararse con precisión para aplicar el tratamiento adecuado.

¿Qué tratamiento requieren las disfunciones sexuales?

Las y los profesionales expertos en disfunciones sexuales son los sexólogos clínicos o terapeutas sexuales. Aunque es frecuente que además del terapeuta sexual, sea necesaria la intervención de otro especialista cuando existen causas orgánicas muy específicas.

¿Cuáles son las disfunciones sexuales en las mujeres?

Las mujeres, jóvenes y maduras, pueden presentar disfunciones de los cuatro tipos inicialmente mencionados, del deseo, de la excitación, del orgasmo u otras.

La mayoría de las personas con disfunciones sexuales tienen cuando menos dos disfunciones. Es importante que sepas que actualmente la gran mayoría de las disfunciones sexuales femeninas pueden solucionarse.

A continuación te explicamos más.

¿Cuáles son las disfunciones del deseo en las mujeres?

Son aquellas que afectan el apetito sexual o tus “ganas de tener una actividad sexual” y existen dos tipos de disfunciones del deseo:

¿Qué sucede en el deseo sexual hipoactivo?

En este caso, la mujer:

  • Casi nunca o nunca siente las ganas de tener una experiencia erótica.
  • Casi nunca o nunca tiene fantasías o pensamientos sexuales o eróticos.
  • Si reflexiona, se da cuenta de que sus “ganas” o deseo ha disminuído respecto a
  • su frecuencia en el pasado.
  • Ha disminuido o es ausente la frecuencia con que la mujer inicia o promueve la actividad sexual.

Es importante que observe que en esta disfunción del deseo estamos hablando de las “ganas” y no de la “frecuencia” con que se tiene vida sexual. Es posible que una mujer tenga vida sexual frecuente y aun así no tenga “ganas” o deseo.

¿Qué sucede en el “deseo sexual hiperactivo”?

A diferencia del hipoactivo, aquí el nivel de deseo de la mujer sobrepasa los límites esperados. Esta disfunción se llama también “conducta sexual compulsiva”.

En general, quiere decir que el apetito sexual se presenta con tal frecuencia e intensidad que interfiere con las actividades cotidianas de la mujer.

La mujer que tiene esta disfunción:

  • Ve sus pensamientos y sentimientos invadidos por el deseo sexual, que permean su vida.
  • Siente un deseo sexual tan frecuente e intenso que tiene que dejar de trabajar o hacer otras actividades para satisfacerse.
  • Siente que no puede controlar su deseo sexual y postergar su satisfacción.
  • Continúa con esta conducta (que puede ser solo masturbación o en pareja) a pesar de que le genera problemas laborales, sociales y de pareja.

¿Cuáles son las disfunciones de la excitación en las mujeres?

Son aquellas en las que se presenta una dificultad en la mujer ya sea para “sentirse excitada” o para lograr que su “vagina lubrique” (emita líquidos lubricantes) o bien ambas cosas (excitación y lubricación) durante la actividad sexual.

¿Qué sucede en la “excitación sexual femenina inhibida”?

Es cuando una mujer le sucede:

  • Que durante la actividad sexual, su vagina produzca poco o nulo liquid lubricante, lo que puede dificultar la relación sexual.
  • Que durante la actividad sexual no se sienta excitada, como si estuviese “desconectada” de las sensaciones de su cuerpo.

Estas dos dificultades pueden mezclarse. Por ejemplo, sí lubricar y no excitarse, no lubricar y sí excitarse, o no lubricar y no excitarse. Todas estas diversidades son parte de la misma disfunción de la excitación.

¿Cuáles son las disfunciones del orgasmo en las mujeres?

Consisten en experimentar dificultad para tener orgasmos. Tanto para que el cuerpo exprese las reacciones físicas del orgasmo como para “sentir” que se ha tenido un orgasmo. Como otras disfunciones, puede presentarse tanto en el autoerotismo (tocándose), como en pareja o en ambas circunstancias.

Esta disfunción y el deseo sexual hipoactivo son los más frecuentes en las mujeres de todo el mundo, no solamente las mexicanas.

¿Qué sucede en la “anorgasmia” femenina?

En esta disfunción, la mujer:

  • No puede o le resulta sumamente difícil tener orgasmos, tanto en su respuesta física como en la sensación subjetiva.

Cuando sucede un orgasmo en una mujer, su vagina palpita rápidamente durante unos cuantos segundos. Además, usualmente experimenta al tiempo de las contracciones vaginales sensaciones placenteras muy intensas y posiblemente una sensación posterior de estar satisfecha sexualmente.

Estas dos dimensiones, la física y las sensaciones se ven alteradas y/o ausentes en la anorgasmia femenina.

¿Qué sucede en la “insensibilidad orgásmica”?

En la anorgasmia, explicada anteriormente, la mujer no tiene las contracciones vaginales y no siente que tuvo un orgasmo.

En esta disfunción, la mujer sí siente las contracciones de su vagina, pero no siente el placer del orgasmo, no siente haber terminado.

¿Cuáles son las otras disfunciones sexuales en las mujeres?

Existen otros tres problemas sexuales que pueden impedir que una mujer viva plenamente su respuesta sexual humana, es decir, su deseo, su excitación y su orgasmo. Estos son:

  • El vaginismo.
  • La dispareunia.
  • La evitación fóbica del encuentro sexual.

¿Qué es el vaginismo?

Cuando una mujer tiene vaginismo:

  • Los músculos que rodean a la vagina se contraen, “se aprietan”, de manera que es muy difícil o imposible la introducción del pene a la vagina.
  • Esta contracción no es voluntaria, no aparece como un intento de evitar la relación sexual por no quererla.
  • Es posible que la mujer se de cuenta o no de que se vagina está teniendo esa reacción.
  • Generalmente la mujer se siente angustiada en el encuentro sexual.
  • Puede ser que la mujer sí sienta deseo, sí pueda excitarse y sí pueda tener orgasmos o que el vaginismo genere problemas en alguna dimensión.

Esta es una causa frecuente de los matrimonios no consumados, y tiene solución.

¿Qué es la dispareunia?

Dispareunia significa dolor. La mujer con esta disfunción siente dolor físico en el área genital o sus alrededores ya sea durante o después de la actividad sexual.

¿Qué es la evitación fóbica de la respuesta erótica?

Sufre un intenso malestar, temor, angustia, sensación de dificultad para respirar, sudoración y otros síntomas, cuando se acerca la posibilidad de tener un encuentro erótico. Esto es independiente del amor y cercanía afectiva que sienta por su pareja sexual.

  • Se siente angustia intensa, fuera de proporción, ante la posibilidad de un encuentro erótico.
  • No existe control voluntario sobre la respuesta de angustia. No basta con que intente relajarse

¿Qué puede hacer la mujer con las disfunciones sexuales?

Las mujeres tienen derecho a una vida sexual plena, satisfactoria, saludable y enriquecedora. Si tienes problemas sexuales, busca ayuda profesional.

Las disfunciones sexuales dañan la salud integral de las mujeres, su autoestima, provocan malestar emocional, afectan la vida de la pareja e incluso de la familia. No hay razón para dejar sin atender un problema sexual.