Coronavirus Covid19. Gestión psicológica en el confinamiento.

Gestión adecuada del confinamiento por Coronavirus Covid19.

Debido a la actual alerta sanitaria generada por el COVID-19, se están generando situaciones de malestar, miedo y gran preocupación entre la población. Aunque éstas emociones son básicas y adaptativas, ya que nos ayudan a mantenernos alertas y luchar por nuestra supervivencia, desde la Clínica de psicología y sexología Pérez-Vieco queremos ayudaros a gestionarlas adecuadamente. Queremos ofrecerte una serie de recomendaciones y explicaciones útiles y detalladas sobre esta situación, con el objetivo de contribuir a que puedas retomar el control sobre tu vida y manejarte de forma eficaz ante esta crisis.

Comprende la situación.

La situación a la que nos enfrentamos es tan insólita que puede ser difícil de comprender e integrar en un principio. Hay que entender que la cuarentena no consiste en un castigo, sino en una medida cautelar temporal, aceptando que salir lo menos posible de casa es la mejor opción. Actualmente aún no tenemos un conocimiento exacto del pronóstico de la situación derivada por el COVID-19, pero extremar las precauciones para evitar su propagación es la única medida segura actual que podemos realizar para ayudar a combatirlo.

Comprender la realidad no implica tener que alarmarse por ella, sino asegurarse que se tiene toda la información necesaria y saber cómo actuar ante cada situación.

Debemos intentar asumir la realidad, entendiendo que esta medida es provisional y que exponernos ante una situación desconocida sobre la cual no tenemos control alguno, genera en nosotros unas emociones intensas y contradictorias, ya que nos encontramos en una pausa impuesta donde no sabemos muy bien cómo responder.

Sentir todas estas emociones (tristeza, la rabia, la incertidumbre, el miedo, etc.) es normal y adaptativo, pero hay que intentar mantener la mayor calma posible. Está bien sentir estas emociones y desahogarte, pero no debemos quedarnos anclados a este malestar. La flexibilidad y la aceptación nos ayudarán a que poco a poco nos adaptemos y sobrellevemos la situación cada uno de la mejor manera con sus propios recursos.

Actúa con responsabilidad.

Es muy importante que entendamos la importancia real que tiene el confinamiento en nuestros hogares. A nivel individual, es la forma más eficaz que tenemos de evitar la propagación de este virus, además de prevenir infectarnos, ayudamos de forma indirecta a no saturar el sistema de salud, dejando así los recursos para quién más lo necesite.

Comprender que permanecer en casa y cumplir con las recomendaciones siempre que sea posible es imprescindible, ya que es nuestra principal responsabilidad.

propagacion del coronavirus por clinica perez vieco psicologa de valencia

Planifícate.

Pasados unos días, cuándo ya nos hayamos dado tiempo y espacio para comprender esta nueva realidad puntual, es cuando podemos empezar a organizar nuestro hogar. Con la cuarentena, la vida y la convivencia se modifican de manera sustancial. Para quienes viven con otras personas (y más aún con menores) es importante consensuar ciertas normas, horarios y planes, además de comprender las necesidades específicas de los demás y respetar espacios y tiempos particulares.

Piensa en cómo vas a planificar los días, las actividades con las que llenarás las horas y como organizarse conjuntamente con la gente que te rodea. Algunas posibles ideas para ello es ayudarse de un planificador, cronograma o gráfico al alcance de todos, donde se diferencien los espacios (ocio, trabajo, descanso…) y los tiempos para cada actividad; debatir ideas y planes de cosas para hacer en casa, buscar en Internet formas o juegos para entretenerse, etc.

Establecer una rutina diaria, alternando las tareas y los horarios cotidianos que seguíamos antes: trabajo, alimentación, responsabilidad, ejercicio, ocio, social, autocuidado, doméstico, sueño, etc. No olvidemos que seguir los hábitos y rutinas nos ayudarán a gestionar y sobrellevar mejor el tiempo que estemos en casa. Esta planificación será positiva para tu higiene mental y ayudará a crear un ambiente lo más normalizado posible.

Información oficial y en su justa medida.

Estar informado es importante, saber cómo están transcurriendo los acontecimientos, actualizarnos diariamente de las nuevas medidas cautelares y de aquello que nos pueda ser útil para entender y actuar es fundamental. Ten cuidado con las noticias e informaciones que corren por las redes sociales y que no estén contrastadas, ya que pueden no ser ciertas o estar distorsionadas, y a su vez evita ser tú quien las propague.

Infórmate de forma adecuada recurriendo a fuentes oficiales como el Ministerio de Sanidad y la Consellería de Salud, a través de las noticias en televisión o en Internet dos o tres veces al día. No hay ninguna necesidad de que estés continuamente buscando noticias, ya que eso solo te generará estrés, nerviosismo, malestar, alarma y miedo.

Informarte es imprescindible como ya hemos dicho, por lo que busca la información de calidad y oficial, evitando la sobreinformación. Además no olvidemos informar a los más pequeños y pequeñas de modo claro y sencillo y con mensajes constructivos, porque también tienen derecho a entender que es lo que está ocurriendo y como pueden colaborar. Ayúdales a sentirse seguros/as y protegidos/as, pero también útiles.

Mantén y adapta las relaciones sociales.

Tanto para las personas acostumbradas a tener mucha interacción como las que no, el contacto con otras personas es fundamental para nuestro bienestar mental y emocional. Dado que el contacto físico ahora es más limitado, podemos aprovechar las nuevas tecnologías para mantenerlo con los amigos y familiares (llamadas, videollamadas, redes sociales…).

La cuarentena es buen momento para fortalecer o recuperar relaciones familiares o de pareja, así rescatar viejas costumbres/hobbies o crear otras nuevas, intentando propiciar un buen ambiente en casa. Recuerda que estar confinado no significa estar aislado.

El simple hecho de comunicarnos y mostrar afecto en la forma que sea con nuestros seres queridos tiene un gran impacto en nuestro sistema, ya que nuestro cerebro empieza a producir endorfinas, que funcionan de forma similar a los opiáceos (morfina, opio, etc.) pero sin sus efectos perjudiciales, actuando como un potente analgésico, que además estimula nuestros centros del placer, ayudando a crear situaciones satisfactorias que contribuyen a sentirnos mejor. Si tenemos la oportunidad de coincidir físicamente con nuestra familia o amigos debemos saber que (siempre que sea posible) los besos, los abrazos, las caricias y las relaciones sexuales favorecen la liberación de estas sustancias.

La evidencia científica corrobora que nuestros vínculos con los demás pueden tener efectos beneficiosos en nuestra salud, propiciando indirectamente el fortalecimiento de nuestro sistema inmunológico, relacionándose con una vida más larga. Por el contrario, el aislamiento, la soledad y la escasa interacción social se relacionan con mayores problemas de salud, estrés, ansiedad, depresión y menos beneficios biológicos.

Ejercicio físico, una pieza clave.

Además de la mejor forma de combatir el sedentarismo ocasionado por este período de aislamiento, la actividad física es un factor importante para el bienestar psicológico.

El deporte promueve beneficios físicos como la prevención de patologías, la activación del sistema inmunológico y la liberación de ciertos neurotransmisores que nos generan sensación de relajación y bienestar. Al movernos obtenemos además beneficios psíquicos (aumento de nuestra autoestima, autoconfianza, memoria, concentración, buen funcionamiento cerebral, regulación emocional, etc.) así como la prevención de estados depresivos, ansiosos y trastornos del sueño.rutinas deportivas por psicologos valencia

Por deporte entendemos cualquier tipo de actividad física adaptada a las condiciones individuales de cada persona, desde estiramientos básicos, yoga, pilates, ejercicios aeróbicos, hasta clases y tutoriales de gimnasia. En la red podremos encontrar una gran y variada oferta de actividades que podemos realizar en casa. Dedicando un tiempo para ejercitarnos nos sentiremos más satisfechos con nosotros mismos y nuestro humor mejorará.

Exteriorizar y gestionar sentimientos.

El confinamiento en casa y la convivencia prolongada con los demás es un espacio facilitador de roces, riñas, malas palabras y emociones negativas, que pueden llegar a generar un ambiente dañino. Es el momento para no sólo prestar atención a uno mismo, sino a los demás. Los propios sentimientos y pensamientos son importantes, pero también lo son el modo en que se expresan. Para aportar nuestro granito de arena en tener una convivencia pacífica y agradable, es importante propiciar una buena comunicación, para ello, podemos tener en cuenta las siguientes indicaciones:

  • Evitar conversaciones conflictivas que generen discusiones.
  • No focalizar nuestra atención en los aspectos negativos y catastróficos de la situación.
  • Evitar los reproches. Para ello es importante responsabilizarnos de aquello que nos corresponde e intentar comunicar de forma asertiva y constructiva nuestras quejas.
  • Expresa de la mejor forma aquello que te molesta, preocupa o disgusta. Deja que las personas de tu alrededor te escuchen y te ayuden.
  • Intenta no anteponer siempre tus necesidades. Este período puede servirnos para practicar la empatía y la solidaridad poniéndonos en la piel de las personas que nos rodean. Cuánto más nos preocupemos por los demás, más se preocuparán por nosotros.
  • Cede el control y practica la flexibilidad. El confinamiento pone a prueba nuestra tolerancia a la frustración, por lo que es un buen momento para dejarnos llevar y no priorizar siempre nuestros deseos, adaptándonos así a las circunstancias que son incontrolables.
  • Céntrate en pensamientos constructivos y positivos, recordando los momentos donde fuiste capaz de afrontar situaciones difíciles y qué estrategias utilizaste para superarlas. No centres todas tus conversaciones en el Covid-19, trata de hablar de otros temas.
  • Utiliza el humor, ya que es gran aliado estos días. Con el humor somos capaces de tomar cierta distancia de la realidad, darle otra forma, nos ayuda a sentirnos más relajados y los problemas pierden un poco de densidad y peso. No te sientas mal por ello aunque la situación que vivimos no sea positiva, está bien ser capaces de encontrar en ella pequeños atisbos de alegría, que es la enemiga del miedo. Ten en cuenta que cuando sonríes “engañas” a tu cerebro diciéndole que todo va bien.

Se compasivo contigo mismo.

Es posible que el aislamiento (el no poder ir a trabajar, el sentir que no tienes nada que hacer, etc.) te produzca sentimientos de culpabilidad. Es importante tener en cuenta que pocas veces se te dará otra ocasión como esta en la vida, por lo que aprender a relajarnos, a disfrutar del tiempo, a dejar pasar las horas, respirar y meditar es también una asignatura pendiente. Obsesionarte por todo lo que deberías estar haciendo y no haces no te conduce a ninguna solución, sólo al malestar. Acepta que no todos los días serán igual de productivos y que no hay porqué ser siempre un individuo eficaz y eficiente. Practica la autocompasión, se indulgente contigo mismo, trátate como tratarías a tu mejor amigo si no estuviese pasando por su mejor momento.

Cuídate.

Cuídate de muchas formas. Dentro de las posibilidades que tengas en tu hogar, busca qué cosas o de qué forma puedes darte pequeños caprichos o premios. Puede ser algo tan simple como dedicarte 1 hora al día a ti misma/o en soledad o en compañía, darte un baño relajante, asearte, peinarte, dibujar, cantar, bailar, ver una película o serie que te encante, prepararte y disfrutar a gusto de tu comida favorita, cualquier cosa que te dé placer. Mímate mucho a ti y a los tuyos, porque lo que devenga no lo podemos saber, pero mientras hay que tener en cuenta que seguimos existiendo, y tanto ahora como cuando esto termine, debemos trabajar por ser la mejor de nuestras versiones.

Solicita ayuda si la necesitas

Ponte en contacto con amigos, familiares o profesionales de la salud mental en cualquier momento que consideres. Existen multitud de opciones, busca asesoramiento en profesionales y/o servicios públicos o privados, pero siempre siéntete libre de pedir ayuda cuando la necesites.

Noa Toledo Pardo
Psicóloga General Sanitaria.
Sexóloga Clínica y Terapeuta de pareja (CV14961).

Rendimiento Academico y Autoestima

¿CÓMO AFECTA LA AUTOESTIMA BAJA A SU RENDIMIENTO ACADÉMICO?

A los adolescentes se les comienza a exigir mucho más en el ámbito académico y es más probable que fracasen (puesto que son más inexpertos).

Esto puede hacer que empiecen a opinar sobre sí mismos/as que no sirven para estudiar. Van a enfrentarse al estudio anticipando el fracaso, lo que puede disminuir su motivación y su capacidad de concentración porque los pensamientos negativos están interfiriendo y descentrándole constantemente (“no sé para que pierdo mi tiempo, si no voy a aprobar”, “ahora podría estar con mis amigos”). Entonces es posible que abandonen la tarea de estudiar por otra actividad más placentera

Como consecuencia, se reducirán sus capacidades de rendimiento y desarrollarán mayor inseguridad. Por ejemplo ante un examen, la constante inseguridad se habrá convertido en ansiedad, reduciendo al mínimo su capacidad de rendimiento y aumentando las posibilidades de suspender.

Si se cumple el fracaso que anticipó, se confirmarán todos sus pensamientos (“si ya sabía yo que no iba a aprobar”, “si es que no puedo con ello”) y tomarán más poder al ser todavía más reforzdos por los mensajes que recibe del entorno (“si es que no sirve para estudiar”, “no vas a llegar a nada en la vida”), las comparaciones que le hacen (“tu hermana nunca nos dio estos problemas”) y las que se hace a él/ella mismo/a (“el resto de mis compañeros estudian menos y sacan mejores notas que yo”).

La autoestima disminuye, aumenta la inseguridad, aumenta la ansiedad y el ciclo se vuelve a repetir de forma más acusada.

¿CÓMO PODEMOS AYUDARLES A SUPERAR ESTA ETAPA TENIENDO ÉXITO EN SUS ESTUDIOS?

Como cualquier cambio en el entorno va a producir un cambio en el adolescente, si los padres cambian su comportamiento, podrán ayudarle a vivir su crisis de manera positiva y a que superen con éxito la tarea de estudiar. Algunas pautas que se pueden utilizar son:

  • FOMENTAR SU AUTONOMÍA OFRECIÉNDOLE NUESTRA AYUDA EN LOS MOMENTOS EN QUE SURJAN DUDAS.

Para esto, es básico que en el hogar se cree un clima de confianza y de comunicación que les permita tomar sus propias decisiones y pedir ayuda cuando lo necesiten. A pesar de que nos parezca que nuestro hijo/a no nos hace caso, necesita la seguridad de la familia cuando le surjan dudas. Los adultos debemos asumir que ella/él está madurando y tiene que aprender a tomar sus propias decisiones. Una vez asumido esto, dejaremos de enviarle mensajes contradictorios, lo que generalmente le dará mayor seguridad y reforzará la asunción de sus propias responsabilidades.
Esto fomentará nuestra confianza hacia ella o él y, al mismo tiempo, permitirá que progresivamente le vayamos dando una mayor libertad.
Si en algún momento no cumple con su compromiso, le aclararemos que, al haberse comportado como un niño, hemos de tratarle del mismo modo y, como consecuencia, perderá parte de su libertad. Así irá conociéndose, aprendiendo a sacar partido a sus cualidades y a las estrategias que le llevan al éxito y modificando aquéllas que no son adecuadas, con lo que se reforzará su autoestima.

  • CAMBIAR SUS IDEAS NEGATIVAS HACIA EL ESTUDIO POR IDEAS POSITIVAS

Tratar la tarea de estudiar como una gran herramienta de desarrollo personal ya que nos permite acceder a mayor número de posibilidades futuras. Para que nuestra hija/o lo vea de este modo, además de hablar con ella/él del tema todas las veces que sea necesario, necesitará observar en casa un ambiente de curiosidad intelectual. El aprendizaje por observación es muy potente, si deseamos que nuestro hijo/a se interese por el aprendizaje, es muy importante que observe en nosotros ese mismo interés.

  • AYUDARLE A QUE SE PLANTEE UNA META CLARA

Si hasta este momento nunca se había parado a pensar por qué está estudiando, podemos animarle a que se plantee a qué se quiere dedicar en el futuro, cómo se ve dentro de quince años… porque sólo teniendo claro qué es lo que quiere conseguir irá hacia ello. Le prestaremos nuestra colaboración dándole toda la información sobre las alternativas, nuestra opinión, sugerencias o ayudando a recopilar información de distintas posibilidades.
Nunca tomaremos la decisión por él/ella ya que si lo hacemos, le seguiremos tratando como a un niño y puede que nos equivoquemos eligiendo una opción que no le satisfaga, con lo que no habrá motivación propia. Cuando tenga una meta clara aumentará su interés, pues verá el estudio como el medio que le permitirá dedicarse a aquello que le gusta. Al ser una meta muy a largo plazo puede dejarse llevar por el momento y abandonar el estudio por otra actividad más reforzante. Para evitar esto, por ejemplo, podemos poner un cartel en su lugar de estudio que le recuerde esa meta cada vez que vaya a estudiar y, además, necesitaremos…

  • …MARCAR OBJETIVOS A CORTO PLAZO QUE PERMITAN EL ACERCAMIENTO A LA META FINAL

El estudio es como una vuelta ciclista llena de etapas. Cada etapa lograda nos hace estar más cerca de la final y nos anima a querer ganar la competición. Sin embargo, si la etapa es muy dura y no la ganamos, es más fácil que abandonemos la competición. A las etapas se les llama objetivos a corto plazo y para que funcionen, para que el/la adolescente decida “jugar”, tienen que cumplir el requisito de estar adaptados a la situación actual de nuestro hijo/a. No se pondrá como objetivo estudiar tres horas diarias si ella/él no tiene hábito de estudio ya que, de este modo, la etapa se le hará tan dura que abandonará. Poco a poco, según vaya entrenando, podrá ir marcándose objetivos más amplios. Tampoco se pondrán objetivos tan fáciles de lograr que no requieran esfuerzo de su parte porque estaremos propiciando que no adquiera hábito.

  • RECIBIR REFUERZOS INMEDIATOS QUE LE HAGAN ASOCIAR EL ESTUDIO A UNA SITUACIÓN POSITIVA Y QUE AUMENTEN LA CONDUCTA DE ESTUDIAR

Los refuerzos son premios que obtenemos cada vez que logramos algo y que aumentan la probabilidad de que repitamos la conducta realizada para ello. Continuando con el ejemplo de la vuelta ciclista, cada vez que ganamos una etapa nos sentimos muy bien, ya que vemos el resultado de los esfuerzos realizados y, gracias al bienestar que nos aporta, deseamos seguir entrenando para mejorar. Como al estudiar la meta es muy a largo plazo y no se obtienen resultados ni refuerzos inmediatos, necesitaremos aplicar estos premios cada vez que el adolescente realice una conducta de estudio para que se sienta bien y desee seguir estudiando.
Podemos negociar con ella/él que cada vez que logre una meta a corto plazo, hará algo que le guste mucho y si no cumple con lo acordado, no. Esto se mantendrá en todo momento porque si no lo cumplimos, el adolescente sabrá que puede hacer lo que le guste aunque no estudie, lo que aumentará la probabilidad de que no estudie. Para que estos refuerzos funcionen, puede que al principio tengamos que recurrir a premios materiales (comprarse algún capricho), pero lo ideal es que sean sociales (por ejemplo, mediante mensajes positivos: “qué bien que estés estudiando”, “qué interesante es esto”) y propios, por el placer de haber logrado lo propuesto. Conseguir un resultado satisfactorio hará que estudiar se lleve de forma más positiva.

  • NO CENTRARNOS EN LOS RESULTADOS FINALES SINO EN EL ESFUERZO REALIZADO

Los padres pasamos muchas horas trabajando y en muchas ocasiones, sólo contamos con las notas como medio de información: “si ha suspendido, es que no estudia y si aprueba, es que estudia”. No tiene por qué ser así. Puede que el adolescente estudie y se esfuerce pero no obtenga los resultados deseados. En este caso, lo más aconsejable es acudir lo antes posible a un especialista en técnicas de estudio que le proporcione las estrategias necesarias para alcanzar sus objetivos y para aprender a estudiar de manera eficaz. Si el/la adolescente aún no está logrando aprobar asignaturas, pero va mejorando y hemos notado un cambio en su actitud, le animaremos a seguir adelante dándole constantes mensajes positivos para que se mantenga en el cambio (“Ahora has suspendido dos menos que en la evaluación pasada. Ya estás más cerca de aprobar todo”) sin necesidad de compararle con otras personas puesto que es único/a.

Si actuamos de este modo, podremos lograr que aumente su motivación hacia el estudio y, si utiliza un método de estudio eficaz, mejorarán sus resultados, aumentará su seguridad y su autoestima, con lo que el ciclo de fracaso académico se habrá roto y entrará en un ciclo de éxito. Le ayudaremos a ser un/a estudiante eficaz porque sabrá qué hacer, cómo hacerlo y en caso de fracasar, sabrá cómo resolver el problema y mejorar sin que su motivación y su autoestima se vean afectadas. En consecuencia, será un/a adolescente satisfecho consigo mismo/a y esta satisfacción personal se extrapolará a otros niveles.

Mejorar el comportamiento de tu hij@

Mal comportamiento infantil

Marcar unas normas a los niños desde que son pequeños es la base para conseguir una buena conducta. El exceso de permisividad deriva en pequeños egoístas no acostumbrados a recibir un ‘no’, mientras que el autoritarismo puede lesionar su autoestima y hacerles creer que sus padres y madres no les quieren. La relación entre padres e hijos es un tira afloja en el que unos luchan por mantener el poder y otros por conquistarlo, pero no se puede tomar el camino fácil de imponer un castigo, porque su efecto, aunque inmediato, es momentáneo. A la larga, da mejor resultado recompensar las buenas conductas e intentar buscar alternativas a los actos que menos gustan. Todo el mundo sabe que los actos que se repiten son los que reportan un beneficio.

Las malas conductas de los niños no pueden ser sancionadas con castigos. La clave está en recompensar los buenos actos y buscar alternativas a los malos

Lucha de poder entre padres e hijos

La mayor parte de los comportamientos infantiles son aprendidos. Al nacer, el niño desconoce las normas y las pautas de conducta que se consideran adecuadas, por lo que busca sus propios modelos y aprende de ellos. Se considera que el comportamiento es malo cuando, por defecto o exceso, no se adapta a lo que se entiende por ‘normal’. Son muchos los padres que acuden a la consulta y hacen la misma pregunta: ¿Por qué mi hijo se comporta así? «La respuesta está clara: tienen que cortar el problema de raíz y marcar unas normas desde que los hijos son pequeños, menores de cuatro años, y en pequeñas cosas».

Una vez que el niño realiza un acto, lo repetirá o no en función del efecto que produzca en su entorno, por lo que los padres deben encontrar el equilibrio entre permisividad y autoridad. No obstante, «cada problema debe ser estudiado de manera individual para descubrir su origen, que puede ser educativo, con problemas de comportamiento, o biológico, con trastornos de conducta». En el segundo caso, relacionado con cerca del 40% de los niños hiperactivos, cabe la posibilidad de que el pequeño necesite tratamiento farmacológico, porque su mala conducta responde a «condicionantes» con los que ha nacido. Se trata de niños con conductas negativistas y desafiantes hacia sus padres, que carecen de control de sus impulsos y que, «cuando cometen un error, les gustaría resolverlo pero no pueden».

Con Autoridad no se Educa, Se adiestra.

Por otro lado, se encuentran los «falsos niños con trastornos», cuyos problemas de comportamiento tienen origen a menudo en la sobreprotección de los padres, «que resuelven los problemas que el niño tiene que resolver por él mismo». «Si a los niños menores de tres años les dan de comer los padres, les permiten ir a la cama cuando quieren y les resuelven todos los problemas, no se les educa en la capacidad de frustración y los niños no toleran un ‘no’. Éste no es el camino correcto». No se puede ser tan autoritario que el niño sienta que sus padres no le quieren, ni tan permisivo que acabe haciendo siempre lo que quiere. Desde la Asociación Mundial de Educadores Infantiles recuerdan que la permisividad «produce falta de control interno» y reconocen que la autoridad y firmeza bien ejercida permite a los niños alcanzar una «progresiva madurez y responsabilidad». Aquí, antes estas palabras tenemos una vez más ciertas diferencias, pues aunque cierto es que en el punto medio está la magia, creemos firmemente que con Autoridad con se educa, se adiestra. El hablar con nuestros hijos, hacerles ver las responsabilidades y consecuencias en y de sus actos, les ayudará en su futuro.

Si no se da ese equilibrio, se produce lo que se denomina ‘lucha de poder’: «Los padres repiten, recuerdan lo que deben hacer sus hijos, pero con resultados negativos. Luego negocian, razonan y sermonean sin éxito. Cuanto más repiten, más se enfadan, hasta acabar en gritos y amenazas, incluso en insultos y bofetadas. Cuando ya no pueden más, explotan diciendo cosas de las que luego se arrepentirán e infringiendo castigos desproporcionados que nada consiguen mejorar. Estas rutinas pueden convertirse con el tiempo en patrones destructivos de comunicación, relación familiar y resolución de problemas, en hábitos familiares que se consideran como la manera normal de convivir en casa». Así, en ocasiones, los hijos desafían a sus padres cuando no sienten satisfechas sus necesidades y buscan poder. «A veces nos ponen a prueba para mostrarnos que han cambiado y que las normas, por lo tanto, también han de cambiar. Nos desafían continuamente, nos provocan y muchos de ellos nos manipulan hasta llevarnos a su terreno y, entonces, ganan la batalla». Los niños ganan cuando los mayores pierden el control de la situación y la disputa se convierte en una verdadera batalla por conquistar o mantener el poder.

Se puede afirmar que las personas son más o menos ansiosas

¿Se puede afirmar que las personas son más o menos ansiosas?

Sí. La ansiedad no es sólo una reacción emocional, sino que también puede ser considerada como un rasgo de personalidad. En este caso entendemos la ansiedad como una característica de la personalidad, relativamente estable (a lo largo del tiempo y en diferentes situaciones), en la que se encuentran diferencias individuales importantes.

Distinguimos entre rasgo de ansiedad y estado de ansiedad. El rasgo de ansiedad se refiere a la tendencia individual a reaccionar de forma ansiosa, mientras que el estado es descrito como un estado emocional transitorio y fluctuante en el tiempo. El nivel de un estado de ansiedad debería ser alto en circunstancias que sean percibidas por el individuo como amenazantes, independientemente del peligro objetivo. La intensidad de un estado de ansiedad sería baja en situaciones no amenazantes, o en circunstancias en que aún existiendo peligro, éste no es percibido como amenazante. Mediante el rasgo de ansiedad evaluamos las diferencias en la disposición para percibir estímulos situacionales como peligrosos o amenazantes, y la tendencia a responder ante tales amenazas con reacciones de estados de ansiedad. El rasgo de ansiedad puede ser considerado como reflejo de las diferencias individuales en la frecuencia y en la intensidad con que los estados de ansiedad se han manifestado en el pasado, y en la probabilidad con que tales estados serán experimentados en el futuro. Las personas más ansiosas, tienen un marcado rasgo de ansiedad, por lo que tienden a percibir un gran número de situaciones como peligrosas o amenazantes, y a responder a estas situaciones amenazantes con estados de ansiedad de gran intensidad.

Trastornos asociados con altos niveles de ansiedad

¿Cuáles son los trastornos asociados con altos niveles de ansiedad?

Pregunta:

¿Cuáles son los trastornos asociados con altos niveles de ansiedad?

Respuesta:

La ansiedad está presente en muchos trastornos, tanto mentales como físicos:

  1. Trastornos mentales
    1. Los niveles más altos de ansiedad suelen encontrarse en los individuos que padecen los llamados trastornos de ansiedad, entre los que se encuentran:
      • ataques de pánico o crisis de ansiedad
      • agorafobia
      • fobia social
      • fobia específica
      • ansiedad generalizada
      • trastorno obsesivo compulsivo
      • trastorno por estrés postraumático
      • trastorno por abuso de sustancias, etc.
    2. Pero la ansiedad, además de ser el principal síntoma en este tipo de trastornos psicopatológicos o trastornos mentales, es un síntoma predominante en muchos otros trastornos psicológicos, como por ejemplo
      • los trastornos del estado de ánimo (depresión mayor, distimia, etc.),
      • las adicciones (tabaco, alcohol, cafeína, derivados del cannabis, cocaína, heroína, etc.),
      • los trastornos de la alimentación (anorexia, bulimia),
      • trastornos del sueño,
      • trastornos sexuales,
      • trastornos del control de impulsos (juego patológico, tricotilomanía, etc.),
      • trastornos somatomorfos (hipocondría, somatización, conversión, etc.)
  2. Por otro lado, la ansiedad está también presente en una serie de trastornos físicos, como por ejemplo en:
    1. Los llamados trastornos psicofisiológicos, entre los que cabe mencionar los siguientes:
      • trastornos cardiovasculares (enfermedad coronaria, hipertensión, arritmias, etc.),
      • trastornos digestivos (colon irritable, úlcera),
      • trastornos respiratorios (asma),
      • trastornos dermatológicos (psoriasis, acné, eczema),
      • y otros trastornos psicofisiológicos (cefaleas tensionales, dolor crónico, disfunciones sexuales, infertilidad, etc.).
    2. Los trastornos relacionados con el sistema inmune:
      • cáncer,
      • artritis reumatoide, etc.
    3. Y en general en cualquier trastorno crónico que implica una pérdida importante de la calidad de vida o una amenaza para la supervivencia, como por ejemplo:
      • dolor crónico,
      • enfermedad terminal, etc.