Estrés y problemas intestinales

Estrés, dieta y alimentación saludable.

Definimos en estrés psicológico como un estado de cansancio mental provocado por la exigencia de un rendimiento muy superior al normal; suele provocar diversos trastornos físicos y mentales. Biológicamente lo definiremos como un conjunto de alteraciones que se producen en el organismo como respuesta física ante determinados estímulos repetidos, como por ejemplo el frío, el miedo, la alegría, etc.

Se considera estrés al mecanismo que se pone en marcha cuando una persona se ve envuelta por un exceso de situaciones que superan sus recursos. Por lo tanto, se ven superados para tratar de cumplir con las demandas que se le exigen para superarlas. En estos casos, el individuo experimenta  una sobrecarga que puede influir en el bienestar tanto físico como psicológico y personal.

Las causas que pueden ocasionar el estrés son muchas, pero el estrés no tiene por qué ser malo, también hay estrés positivo. En estas circunstancias el estrés actúa como un proceso general de adaptación de los individuos al medio. Por ejemplo, el estrés puede aparecer cuando alguien tiene frío tensando los músculos para producir calor cuando se produce un esfuerzo para hacer la digestión o cuando alguien se duerme menos para estudiar.

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Síntomas del estrés

El estrés puede causar muchos síntomas, tanto físicos, como psicológicos y emocionales. Muchas veces los afectados no relacionan los signos con el propio estrés, los más frecuentes son:

  • Dolor de cabeza: es el tipo más frecuente, todo el mundo ha tenido dolor de cabeza alguna vez. El más común es el dolor de cabeza tensional (provocado por la tensión muscular que ejercemos sobre la cabeza, la mandíbula y el cuello entre otros), generado por el estrés o la ansiedad de forma habitual.
  • Mala memoria.
  • Diarrea (exceso de heces acuosas y blandas) estreñimiento o dificultad para eliminar heces.
  • Falta de energía o de concentración: la gente se centra tanto en un tema, que le cuesta prestar atención al resto de cosas, perdiendo de ese modo parte de la concentración.
  • Cambios de la conducta.
  • Problemas de salud mental: como ansiedad o depresión.
  • Problemas cardiovasculares y musculoesqueléticas: cuando el estrés se prolonga mucho tiempo.
  • Cambios en el peso: generado por los malos hábitos alimentarios vinculados con el estrés. Los cambios de apetito suelen ir acompañados habitualmente de un estilo de vida sedentario.
  • Problemas estomacales.
  • Cansancio constante y prolongado.
  • Problemas a nivel sexual: el cansancio generado por el estrés puede prolongarse provocando problemas en muchos ámbitos de la vida, incluido el sexo.
  • Rigidez en la mandíbula y el cuello: que puede ocasionar dolores de cabeza.
  • Insomnio o exceso de sueño: la dificultad para conciliar el sueño es una causa frecuente de estrés, afectando tanto a la cantidad como a la calidad del sueño.
  • Desgaste a nivel celular y envejecimiento: con el descanso se puede recuperar y hacer reversible el proceso de desgaste por estrés. Si alguien no duerme de forma continuada evitará en un estado de hiperactividad continuado y se le acumularán los sucesos estresantes. En estos casos, la persona afectada puede llegar a tener problemas de salud, tanto físicos y como mentales.

Estrés y salud intestinal.

Más allá de una dieta deficiente, muchos otros factores del estilo de vida pueden aumentar enormemente tu nivel de estrés, como el sobreentrenamiento, no dormir lo suficiente, o no incluir suficiente placer en tu vida diaria.

Muchas investigaciones han demostrado cómo el estrés causa desregulación del cortisol y el subsiguiente aumento de peso, alteraciones del sueño, e incluso una reducción de la vida de las personas.

  • El estrés también juega un papel importante en la salud de uno de nuestros sistemas de órganos más importantes: el intestino.
  • La palabra estrés es un término amplio, y puede referirse a cualquier amenaza real o percibida para la homeostasis de un organismo, provocando respuestas adaptativas para ayudar a mantener el equilibrio interno.
  • El intestino es especialmente vulnerable a la presencia de estrés crónico (e incluso agudo), demostrando cambios inducidos por el estrés en la secreción gástrica, motilidad intestinal, permeabilidad de la mucosa y función de barrera, sensibilidad visceral y flujo sanguíneo de la mucosa. http://www.jpp.krakow.pl/journal/archive/12_11/pdf/591_12_11_article.pdf
  • También ha habido pruebas que sugieren que la microbiota intestinal puede responder directamente a las señales del huésped relacionadas con el estrés. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20941511
  • Hay que tener en cuenta la importancia del eje cerebro-intestino y su papel en la salud. Así pues, la mucosa intestinal está atravesada por el plexo mientérico, que es una red de fibras nerviosas y cuerpos celulares neuronales que son influenciados por la señalización del cerebro.
  • En este sentido, el intestino es una parte integral del sistema nervioso, por lo que el cerebro puede afectar fácilmente la función intestinal. Reconocemos nuestra conexión cerebro-intestino como una “sensación intestinal”, que puede variar desde “mariposas” en el estómago hasta náuseas inducidas por la ansiedadhttps://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/10737059
  • Los cambios bioquímicos que ocurren en tiempos de estrés tienen un impacto significativo e inmediato en la función intestinal.
  • Una familia de péptidos llamados factores liberadores de corticotropina (FRC) son responsables de coordinar la respuesta del cuerpo al estrés, y los FRC tienen efectos potentes sobre el intestino a través de la modulación de la inflamación, el aumento de la permeabilidad intestinal, la contribución a la hipersensibilidad visceral, el aumento de la percepción del dolor y la modulación de la motilidad intestinal.
  • Esta hormona afecta el eje hipotalámico-pituitario (HPA) para estimular eventualmente la secreción de cortisol de las glándulas suprarrenales.
  • El estrés no sólo afecta la función fisiológica del intestino, sino que también se ha demostrado que en realidad causa cambios en la composición de la microbiota, posiblemente debido a los cambios en los niveles de neurotransmisores y citoquinas inflamatorias.
  • La exposición crónica al estrés puede llevar al desarrollo de una variedad de enfermedades gastrointestinales como reflujo gastroesofágico, úlcera péptica, la enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, el síndrome del intestino irritable e incluso alergias alimentarias.
  • Estudios experimentales han demostrado que el estrés psicológico retarda el tiempo normal de tránsito del intestino delgado, estimula el crecimiento excesivo de bacterias e incluso compromete la barrera intestinal. (56) Por lo tanto, el estrés crónico puede desempeñar un papel importante en el desarrollo del sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO) y del síndrome del intestino permeable. https://gutpathogens.biomedcentral.com/articles/10.1186/1757-4749-3-1

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Las 7 conclusiones a tener en cuenta desde ahora…

  1. Sanar el intestino, reducir la inflamación y proporcionar una variedad diversa de bacterias amigables puede hacer una gran diferencia en la susceptibilidad de su intestino a los efectos negativos del estrés.
  2. Tomar aceite de hígado de bacalao y probióticos regularmente puede tener una diferencia significativa en tu resistencia general al estrés.
  3. Dicho esto, cabe decir que un componente importante de un estilo de vida saludable debe incluir técnicas de reducción del estrés.
  4. Centrarse en reducir el estrés es un componente clave para la pérdida de peso, la longevidad y la salud mental.
  5. El estrés puede incluso causar síntomas de hipotiroidismo como aumento de peso, oscilaciones de azúcar en la sangre, fatiga, disminución de la inmunidad y trastornos del sueño.
  6. Recomendamos encarecidamente que si hay problemas con este tipo de síntomas evalúes el nivel de estrés en tu vida, e incorpora diferentes estrategias para minimizar el estrés de forma regular.
  7. Hay muchas maneras de mitigar los impactos del estrés, incluyendo la meditación, el yoga, el “Tai Chi”, respiración profunda, jugar y pasar tiempo en la naturaleza, por nombrar algunos.

Counseling

Counseling: qué es y cómo lo hacemos.

Ante situaciones difíciles como la enfermedad de un hijo o la muerte de un familiar, algunos profesionales de la salud utilizan el counselling para ayudar a los pacientes. Estos profesionales están de acuerdo con Victor Frankl en algo muy importante: la actitud es una elección personal. De este modo, trabajan para que la actitud que se tome ante las dificultades sea la más saludable posible.

Victor Frankl fue un psiquiatra austriaco de origen judío que sobrevivió durante tres años en campos de concentración como Auschwitz o Dachau. Debido a esa dura experiencia, comienza a escribir libros en los que a menudo destaca que a pesar de todo, siempre hay alguna razón para vivir. Así, los profesionales que trabajan desde esta vertiente tratan de averiguar, a través de preguntas, cuáles son las razones para vivir de cada paciente, para así poder ayudarles a encontrar la luz al final del túnel.

«A una persona se le puede arrebatar todo menos la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias».

-Victor Frankl-

El counselling: una herramienta relacional

El counselling o asesoramiento psicológico es una práctica que consiste en explorar la subjetividad del otro para poder acompañarlo. En otras palabras, es el arte de hacer reflexionar a una persona a través de preguntas para que pueda tomar la decisión que considere más adecuada para él y en definitiva, para su salud.

El objetivo del counselling es maximizar el nivel de competencia del paciente al mínimo coste emocional posible. Para ello, el terapeuta partirá de tres actitudes básicas: la acogida, la presencia y la compasión, así como de una serie de habilidades fundamentales. Estas habilidades son las siguientes:

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  • Gestión emocional: las emociones son naturales. Reconocerlas y aceptarlas son los primeros pasos para gestionarlas. El profesional debe cuidarse para que el sufrimiento de los demás no le impida desempeñar su trabajo adecuadamente. Por otro lado, enseñará al paciente a gestionar sus emociones.
  • Comunicación eficaz: el terapeuta no debe ser autoritario ni paternalista con el paciente. No se trata de dar órdenes ni de sobreproteger a la persona que acude a pedir ayuda. Se trata de darle autonomía y herramientas para que tome una decisión y solucione los problemas por sí solo.
  • Contención y apoyo emocional: las emociones ante el sufrimiento son fuertes y variadas. No se deben frenar, sino más bien de legitimar y acompañar.
  • Solución de problemas: se trata de una toma de decisiones compartidas entre paciente y profesional.

Intervención en counselling: comunicación eficaz en cuatro pasos

Para que la habilidad de la comunicación con el paciente resulte eficaz se deben cumplir cuatro pasos básicos:

  • Parar y conectarse con uno mismo. Es importante que el profesional se centre en el momento presente a través de la conexión con su respiración. Esto le permitirá darse unos segundos para elegir su respuesta ante la demanda de un paciente.
  • Validar. La validación es la habilidad para escuchar la emoción del otro y empatizar. Es legitimar la perspectiva del paciente y hacerle ver que su comportamiento tiene razones válidas para ser así. Solo a través de la sensación de sentirse aceptado y validado se abren los canales de comunicación. Puede que el profesional no coincida con sus opiniones o comportamientos, pero sí entenderlas y validarlas. Así, los principios para que una comunicación sea validante son resistir el reflejo de corregir y decir al paciente lo que tiene que hacer, comprender las necesidades y preocupaciones del paciente, escucharlo y facilitar su autonomía para pasar a la acción.
  • Preguntar. Este paso es la base sobre la que se sostiene el counselling. Se trata de que el profesional realice preguntas abiertas y focalizadas que ayuden a reflexionar y a tomar decisiones satisfactorias. Algunas preguntas abiertas que pueden facilitar la comunicación con el paciente son las siguientes: ¿qué sabe sobre su enfermedad? ¿Qué quiere saber sobre ella? ¿Cómo se siente? ¿Cómo podemos ayudarle?
  • Dialogar. El diálogo es el medio para informar y compartir perspectivas con el paciente. Resulta bastante útil hacer críticas constructivas pidiendo cambios. Para ello, lo recomendable es comenzar describiendo el problema y expresando los sentimientos que produce esa conducta problemática para después ir pidiendo opciones de cambio, mientras se ofrecen conductas alternativas que sustituyan la anterior.

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El modelo de solución de problemas en Counselling

Por último, es importante mencionar que para ayudar a tomar decisiones a los pacientes resulta muy útil seguir el modelo de solución de problemas. Este modelo se desglosa en los siguientes pasos:

  • Orientación hacia el problema. Tiene que ver con la actitud que se toma ante el problema. Esta actitud puede ser de evitación, de impulsividad, de proactividad… Una vez que se tiene identificada cuál es la actitud del paciente ante la situación, se fomenta por parte del terapeuta la adopción de una actitud positiva en la que el problema suponga un reto que ayuda a crecer a nivel personal.
  • Definir el problema de un modo específico explorando la perspectiva de ambas partes. El paciente y el profesional pueden tener diferentes puntos de vista, lo cual es positivo para promover el cambio.
  • Buscar alternativas. Es muy común en este punto llevar a cabo un brainstorming o lluvia de ideas que genere diferentes opciones posibles.
  • Balance de pros y contras de cada opción planteada en el brainstorming.
  • Elegir la opción que finalmente se considere más adecuada.
  • Actuar. Llevar a cabo un plan por etapas. Las etapas deben ser fáciles y realizables para que no se produzca el abandono.
  • Reevaluación. Una vez llevado a cabo el plan elegido, es recomendable observar cómo ha ido y cuáles han sido sus resultados. Si el problema ha revertido gracias a la decisión tomada lo reforzaremos y si no ha funcionado se hará un replanteamiento del porqué y de cómo hacer que funcione.

En definitiva, las herramientas descritas impulsarán al paciente a tomar sus propias decisiones y a sentirse responsable de su vida. Solo así conseguiremos que se movilice para el cambio, y que este perdure en el tiempo. Si no se consulta al paciente qué le preocupa o qué le ayudaría y el profesional toma las riendas absolutamente de todo, el problema no se solucionará o si lo hace será durante muy poco tiempo.