La Terapia Gestalt no rechaza el pasado como muchos creen. El pasado es tenido en cuenta como una experiencia que forma parte de la historia del paciente, no obstante, el énfasis se pone en el conocimiento consciente del momento presente como único medio de comprender interna y externamente “la realidad” del sujeto. De no ser así no se produciría un contacto pleno en el campo relacional terapeuta-paciente en el “aquí y ahora”.
El objetivo de la Terapia Gestaltes el “darse cuenta” (awareness), es decir, tener acceso a una serie de “automatismos” inconscientes para poder des-identificarnos de ellos ya que éstos son invocados de forma espontánea por el cerebro. La Terapia Gestalt propicia la expansión del “darse cuenta” junto con el aumento del contacto en el entorno.

En Terapia Gestalt se trabaja con el awareness con la finalidad de ayudar al paciente para que tome contacto con lo que es, es decir, con los aspectos de su comportamiento que quedan fuera de su consciencia. Esto alude a la capacidad de permanecer en contacto (más…)
Tal vez sí novedoso para quienes han comenzado a utilizarlo desde hace muy pocas décadas en la terapia psicológica de distintos trastornos, pero nada nuevo si consideramos que este procedimiento terapéutico bebe en las fuentes de la tradición milenaria oriental budista y revisamos que otra corriente psicológica consolidada como es la Terapia Gestalt ya se nutrió de la influencia del budismo mucho antes de que surgiera el Mindfulness.
El Mindfulness o atención plena se ha incorporado en las últimas décadas a numerosos programas de mejora de la salud y también en terapias psicológicas de diferentes orientaciones, para hacer frente a diversos trastornos psicológicos como la ansiedad, la depresión o el estrés.

La noción de Mindfulness, tal y como está siendo
manejada en la actualidad en el campo de los tratamientos psicológicos, surge de
la meditación vipassana del budismo theravada y tiene un significado muy específico cuya primera característica reside en la capacidad de la
mente para observar sin juzgar, sin criticar y sin reaccionar a la experiencia tal y como ésta surge en el momento presente.
Según el Mindfulness, para observar la experiencia tal cual es, en primer lugar será necesario aceptarla. Así, la atención plena (también entendida como consciencia plena) se focalizaría en el presente como una observación reflexiva de lo que sucede en el momento actual, procurando que el individuo se centre activamente en el aquí y ahora con una actitud receptiva aunque sin interferir ni valorar lo que se está sintiendo y percibiendo.
La atención plena (mindfulness) permite, por tanto, orientarse en el momento abriendo un espacio (más…)
Terapia de Pareja, también denominada Psicoterapia de Pareja, es el tratamiento clínico psicológico que se brinda a ambos miembros de una relación sentimental, en su condición de enamorados, novios, esposos, convivientes, separados y/o divorciados, por parte de un psicoterapeuta o terapeuta profesional, debidamente capacitado y facultado por los respectivos organismos oficiales reguladores del país donde ejerce su profesión.
En una terapia de pareja, el psicoterapeuta se centrará fundamentalmente en mejorar la comunicación en la relación. De esta manera, se aprenderá a controlar los impulsos y emociones para afrontar y resolver los conflictos que puedan surgir de una manera más eficiente. Además, se enseñará a ver los problemas desde otra perspectiva, intentando relativizar los mismos sin que los personalismos, la soberbia u orgullo pueda distorsionar los juicios de valor.
La consejería matrimonial se originó en Alemania en los años de 1920 como parte del movimiento eugenésico. Los primeros institutos de consejería matrimonial en los Estados Unidos de América se crearon en los años de 1930, parcialmente en respuesta a los centros médicos alemanes de consejería matrimonial para purificación racial. En los Estados Unidos de América, los promotores fueron Paul Popenoe, Robert Latou Dickinson, Abraham y Hannah Stone.
Entre otros pioneros en los EUA se incluye a Lena Levine y Margaret Sanger.

No fue hasta los años de 1950 que los terapeutas empezaron a tratar los problemas psicológicos en el contexto de la familia. Por lo tanto, la terapia de pareja como un servicio profesional y discreto es un fenómeno reciente. Hasta finales del siglo XX, la labor de consejería para parejas la realizaban informalmente amigos cercanos, familiares o consejeros religiosos locales. Los psiquiatras, psicólogos, consejeros y trabajadoras sociales trataban principalmente problemas psicológicos individuales en un entorno médico y psicoanalítico.
A raíz de la creciente modernización u occidentalización en muchas partes del mundo, y el continuo cambio hacia familias nucleares aisladas, se está optando por recurrir a terapeutas de pareja o consejeros matrimoniales.
1. Enfoque sistémico
2. Enfoque cognitivo conductual
3. Enfoque psicoanalítico
4. Enfoque gestáltico
5. Enfoque del análisis transaccional
6. Enfoque de la terapia breve centrada en soluciones
El modelo que vamos a recorrer brevemente hoy es Terapia Conductual Integrativa de Pareja (IBCT, por las siglas en inglés). Es particularmente interesante porque si bien hay intervenciones para parejas desde los otros modelos de tercera ola (ACT y modelos basados en mindfulness, por ejemplo), IBCT es el único modelo dentro de tercera ola que expresamente está diseñado para ello.
El abordaje IBCT fue desarrollado por Andrew Christensen y Neil S. Jacobson durante la década de los 90 (de paso, este es el mismo Neil Jacobson que ha estado detrás del resurgimiento de Activación conductual). IBCT es un modelo que comparte el énfasis en la aceptación y apertura emocional que caracteriza a la mayoría de las terapias de tercera ola, pero dentro de una pareja en lugar de hacerlo de manera individual.

Vale la pena detenernos e insistir en un punto: una característica que la Terapia Conductual Integrativa de Pareja IBCT comparte con otros modelos de tercera ola es que pertenece a la tradición empírica, no a la especulativa. Esto es importante porque si bien hay muchísimos modelos de terapia de pareja disponibles, en su gran mayoría se trata de modelos especulativos. Esto no los vuelve inútiles, por supuesto, pero como suele pasar, a los modelos puramente especulativos o intuitivos les resulta difícil cambiar o corregir sus errores.
IBCT ES UN MODELO DE TERAPIA DE PAREJA QUE COMPARTE EL ÉNFASIS EN LA ACEPTACIÓN Y APERTURA EMOCIONAL
IBCT entonces, no sólo pertenece a las terapias de tercera ola, sino además a las terapias de pareja basadas en evidencia, tales como Terapia Conductual de Pareja (TBCT por las siglas en inglés; Jacobson & Margolin, 1979), o Terapia Cognitivo-Conductual de Pareja (CBCT por las siglas en inglés; Baucom & Epstein, 1990).
En la Terapia Conductual Integrativa de Pareja en primer lugar el terapeuta intenta generar y compartir una “formulación”, es decir, una explicación de por qué la pareja ha llegado a la situación actual, basándose en la evaluación de múltiples dimensiones durante las primeras entrevistas. La formulación tiene como finalidad proveer una idea organizadora de la situación de la pareja. Una formulación en Terapia Conductual Integrativa de Pareja IBCT tiene tres componentes: (más…)
En los últimos años se ha comenzado a escuchar con frecuencia en los foros psicológicos las palabras “terapias de tercera ola” (o también “terapias de tercera generación”), pero rara vez está claramente descrito a qué se refieren esos términos. Y
En palabras de Steven Hayes: “Cuando emergen varios abordajes nuevos que son difíciles de clasificar, es posiblemente una señal de que el campo mismo se está reorganizando. Esto ha sucedido antes en terapia conductual. Parece estar sucediendo nuevamente” (Hayes, 2004)
Por tanto, “tercera ola” se refiere a un grupo de terapias conductuales que comparten cierto espíritu de época, una aproximación común al sufrimiento humano y el uso de determinadas intervenciones y procedimientos. La denominación fue acuñada por Hayes para agrupar perspectivas similares que surgieron casi simultáneamente en el campo de las terapias de conducta. Es “tercera”, entonces, porque referencia a dos movimientos similares previos en los desarrollos terapéuticos conductuales que tuvieron lugar en el siglo XX.
Un par de aclaraciones son necesarias antes de continuar: en primer lugar, el término no refleja un consenso: por ejemplo, tanto Adrian Wells, creador de Terapia Metacognitiva, como Marsha Linehan, desarrolladora del modelo de Terapia Dialéctico Conductual, no consideran que sus modelos pertenezcan a tercera ola, sino que los consideran como extensiones de la terapia cognitivo-conductual (Hofmann & Asmundson, 2008). Entonces, no estamos hablando de un club, sino de una denominación útil para agrupar ciertos abordajes terapéuticos. En segundo lugar, hablar de tercera ola no significa que los desarrollos previos sean viejos o estén superados, sino que más bien designa una expansión, una prolongación natural del campo. De hecho, en estos últimos años, ha habido una tendencia a reemplazar la denominación de “tercera ola” por “terapias contextuales cognitivo-conductuales” (Hayes et al, 2010), término más descriptivo y preciso pero tan espantoso de utilizar que en el presente artículo seguiremos hablando de “tercera ola”. Término que además, suena cool.
La primera ola en terapia conductual surgió como la extensión clínica de la investigación experimental en principios básicos del aprendizaje. Terapia conductual, en palabras de Yates (1970, lo adaptamos un poco), se puede definir como:
“El intento de utilizar sistemáticamente el cuerpo de conocimiento empírico y teórico que ha resultado de la aplicación del método experimental en psicología y disciplinas relacionadas para explicar la génesis y el mantenimiento de las conductas disfuncionales por medio de estudios experimentales controlados de caso único”
Es decir, las primeras intervenciones dentro de terapia conductual surgieron de la aplicación de principios de aprendizaje establecidos en laboratorio, no de observaciones o especulaciones clínicas. Esto llevó a que en el inicio la terapia conductual rechazara toda teorización o intervención que fuera inespecífica, vaga o con poco énfasis en la investigación de procesos básicos. Si bien esto desembocó en el desarrollo de aplicaciones clínicas (más…)
Cuando la relación empieza a deteriorarse y se piensa seriamente que no se aguanta más y no se ve salida, es el momento de plantearse la posibilidad de que alguien ajeno y profesional pueda echar una mano. La posibilidad de la separación está siempre ahí, pero hay que tener en cuenta que es muy dolorosa, sobre todo cuando hay hijos pequeños.
La terapia de pareja es cosa de dos y normalmente es uno el que da la voz da alarma y el otro, al menos, tiene que estar dispuesto a colaborar. Si no es así, el que ve el problema todavía se puede acudir al profesional, que podrá ayudar aunque, lógicamente con menos capacidad de maniobra. El principal problema en el fallo de la terapia de pareja es que se acude al profesional cuando ya no hay solución.

¿Ha aumentado el número de parejas que solicita estos servicios? Si es así, ¿a que se debe?
Efectivamente, hay un aumento substancial los últimos años. Entre los factores que influyen está el hecho de que se ha avanzado muy positivamente en la libertad para plantear las quejas en la pareja, y que la terapia de pareja ha demostrado su eficacia en los últimos años y se tiene cada vez más confianza en la labor profesional de los psicólogos. (más…)