Actividad Profesional del Psicólogo.
La actividad profesional del psicólogo lleva consigo necesariamente implicaciones éticas, estando sometida, por tanto, a exigencias y obligaciones profesionales de carácter deontológico. Estas consideraciones morales son normalmente acordadas y divulgadas por los colegios profesionales de psicólogos. En el preámbulo de la Declaración sobre las Normas Éticas de la Profesión Psicológica, adoptadas por la Asociación Psicológica Estadounidense (APA), se señala que:
“El psicólogo cree en la dignidad y en la valía del ser humano individualmente considerado. Queda comprometido a aumentar la comprensión que el hombre tiene de sí mismo y de los demás. Mientras prosigue esta empresa, procura el bienestar psicológico de cualquier persona que puede buscar sus servicios o de cualquier sujeto, humano o animal, que pueda ser objeto de su estudio. No emplea su posición ni sus relaciones profesionales para finalidades que no vayan de acuerdo con estos valores, ni debe permitir que ello suceda cuando sus propios servicios son empleados por otros. Si bien demanda para sí mismo la libertad de investigación y de comunicación, acepta también la responsabilidad que confiere esta libertad: de competencia, cuando la reclama; de objetividad, en el informe de sus hallazgos, y de consideración para los mejores intereses de sus colegas y su sociedad.”
Algunas de las exigencias éticas más destacadas por los colegios profesionales de psicólogos de España son las siguientes:
- La intervención del psicólogo, ya sea por petición de asesoramiento de una persona o por parte de una sociedad, implica una confianza plena, y exige como contrapartida el secreto profesional.
- La intervención del psicólogo nunca ha de pretender obtener información o conocimiento para conseguir beneficios sobre los sujetos a los que presta sus servicios.
- El código ético del psicólogo exige siempre, como objetivo último, el servicio a la persona, la búsqueda de su salud mental y de su equilibrio psíquico.
- El psicólogo nunca puede imponer sus objetivos, sino ayudar a descubrirlos al sujeto cliente de su intervención, puesto que todo sujeto es un ser libre.

- El psicólogo no puede imponer pautas o normas de conducta a los sujetos sobre los que interviene, porque todo sujeto, además de ser libre, es responsable de sus actos.
- El psicólogo no debe ayudar a los sujetos de su intervención a eludir sus responsabilidades, sino ayudarles a ser conscientes de ellas.
- En situaciones de conflicto en su ejercicio profesional, como, por ejemplo, atender a los intereses de una empresa para la que trabaja al tiempo que debe preocuparse por los intereses de personas contratadas por dicha empresa y de las que también se encarga, debe atender principalmente al beneficio psicológico de las personas.
- El psicólogo debe ser consciente de sus propios límites y carencias, tanto de sus limitaciones como persona como de los límites y lagunas de su formación, teniendo obligación moral de estar al día y perfeccionar sus conocimientos. Nunca debe prometer nada que no esté seguro que pueda cumplir y debe advertir sobre sus limitaciones siempre que la sociedad le pida más de lo que efectivamente pueda ofrecer.
- El psicólogo no debe buscar entrar en conflicto con sus colegas, y en caso de producirse no ha de pretender hacerlo público y notorio, sino acudir al papel conciliador del Colegio Profesional.
- El psicólogo ha de evitar rebajar o banalizar su profesión con sus actuaciones o con la imagen que de ella ofrece al público, máxime cuando se le solicite en medios públicos para interpretar acontecimientos y comportamientos o para ilustrar determinadas terapias psicológicas. Jamás debe ofrecer una imagen ligera de la profesión psicológica que la confunda con prácticas parapsicológicas de clarividencia, espiritistas y sensacionalistas sin base psicológica científica, actividades que, sin lugar a duda, no son respaldadas por los colegios profesionales de psicólogos.
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El Trastorno de Pánico
Para mí, un ataque de pánico es una experiencia casi violenta. Me siento desconectado de la realidad. Siento como si estuviese perdiendo el control de una manera extrema. Mi corazón late fuertemente, siento que me falta el aire, y hay una sensación abrumadora de que las cosas me están aplastando
Comenzó hace diez años, cuando acababa de graduarme de la universidad y comencé un nuevo trabajo. Estaba sentado en un seminario de negocios en un hotel y esta cosa surgió de la nada. Sentía como si me fuese a morir
Entre un ataque y otro, se presenta este temor y ansiedad de que el ataque se volverá a repetir. Tengo miedo de volver a sitios en los que he padecido un ataque. A menos de que obtenga ayuda pronto, no habrá un solo sitio al que pueda ir y sentirme a salvo del pánico
El trastorno de pánico es una enfermedad real que se puede tratar satisfactoriamente. Se caracteriza por ataques repentinos de terror, usualmente acompañados por latidos fuertes del corazón, transpiración, debilidad, mareos, o desfallecimiento. Durante estos ataques, las personas con trastorno de pánico pueden acalorarse o sentir frío, sentir un hormigueo en las manos o sentirlas adormecidas; y experimentar náuseas, dolor en el pecho, o sensaciones asfixiantes. Los ataques de pánico usualmente producen una sensación de irrealidad, miedo a una fatalidad inminente, o miedo de perder el control. (más…)
¿Cuándo debo acudir al psicólogo?
A pesar de que vivimos en una sociedad que es más abierta cada vez, aún existen ideas erróneas sobre la visita al psicólogo y los pacientes. Contrario a la creencia popular, no necesitas estar “loco” o desesperado para ir a terapia psicológica y tampoco debes acudir al psicólogo cada vez que se te presenta alguna situación complicada. Pero si existen momentos en las que se debe buscar la asesoría de un psicólogo para que nos ayude a salir adelante y superar las situaciones que nos están dañando. Los casos en que debemos buscar la asesoría de un psicólogo son:
Algunos casos en que una persona debe acudir al psicólogo son:
IDEAS Y SENTIMIENTOS NEGATIVOS
Cuando nos sentimos mal con nosotros mismos, no nos gusta quienes somos o nos infravaloramos constantemente o por un largo período de tiempo. Entre los sentimientos negativos que podemos encontrar como foco de alarma están la soledad, la tristeza, ideas fatalistas sobre nuestro futuro, miedos irracionales y en general cualquier sentimiento que nos esté afectando en la vida diaria.
ABUSO DE SUSTANCIAS
El uso en exceso drogas, alcohol, tabaco o cualquier tipo de sustancia que afecte a nuestro organismo y que no sea prescrita por el médico también son situaciones en las que el psicólogo puede ayudar a salir adelante. En este punto también entran algunas acciones negativas, como problemas con la comida o el sexo. En todos estos casos, la consulta con el psicólogo será complemento del resto del tratamiento y puede colaborar con otros médicos y especialistas.
PÉRDIDAS Y HECHOS TRAUMÁTICOS
La pérdida de un ser querido puede generar serios conflictos emocionales de los que es muy difícil salir adelante. Cuando nos damos cuenta que no podemos superar esa pérdida, es buena idea buscar la ayuda de un especialista que nos ayude a encontrar el equilibrio emocional que necesitamos. En caso de pérdida o muerte de un ser querido se puede acudir con el psicólogo tanatólogo, aunque un psicólogo clínico puede ser de mucha ayuda en cualquier caso.
CAMBIOS EN LA ACTITUD
Es complicado identificar las situaciones en que un cambio de actitud amerita acudir al psicólogo. Esto se debe a que todos vivimos cambios constantes originados de nuestra evolución como personas. Sin embargo, algunos cambios pueden indicarnos la necesidad de ayuda profesional. Algunas de estas situaciones son los cambios constantes en el humor sin justificación, modificación de conductas que ahora generan problemas o aislamiento injustificado.
LA CONSULTA PSICOLÓGICA COMO HERRAMIENTA
Debemos ver al psicólogo como una herramienta que nos ayudará a encontrar el punto de equilibrio cuando nos haga falta. Así mismo debemos ser conscientes de que en algunos casos, el psicólogo es sólo el primer paso para identificar problemas más serios que deben ser tratados.
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que son las distorsiones cognitivas
Relacionadas con las ideas irracionales, como se mencionó, están las distorsiones cognitivas, que son hábitos de pensamiento falaces, que producen creencias irracionales y que, por tanto, perturban emocionalmente al individuo y lo disponen a conductas riesgosas (por ejemplo, sexo inseguro, o bien recaer en conductas adictivas, como un adicto al alcohol que llega a pensar generalmente «¿para qué habré nacido?», «es sólo un trago», o «esto es una mierda, mi vida no sirve, ¡qué más da!)».
Ejemplos de distorsiones cognitivas
Entre ellas están el pensamiento emocional, la personalización, o la condenación (la evaluación global de un ser humano, atribuyendo una «mala esencia» a una persona que, como todos, tiene sus altas y bajas, sus momentos de sentirse bien y los de frustración). En muchos casos, son un intento de autoprotección o autorregulación ante estímulos adversos (estrategias de afrontamiento), que, sin embargo, no proveen una protección real al individuo; esto ocurre por que se pretende actuar casi del mismo modo ante situaciones que se perciben como amenazas reales, pero que están lejos de serlo. (más…)
sintiendo emociones
Nuestras emociones están ahí para ser sentidas, pero no para dominar nuestra vida, ni cegar nuestra visión, ni robar nuestro futuro, ni apagar nuestra energía, porque, al momento de hacerlo, se volverán tóxicas.
Sanar nuestras emociones implica prepararnos a nosotros mismos para liberarnos de las emociones negativas y tóxicas que, en definitiva, no nos ayudan a encontrar una solución. Nuestra propuesta es otorgar a cada emoción el verdadero significado que tiene.
Por ejemplo, es normal que:
si te han estafado, sientas rabia, pero no que salgas a
romper todo…
si te han traicionado, sientas decepción, pero no que no
vuelvas a confiar nunca…
si te han humillado, sientas vergüenza, pero no que dejes
de correr riesgos…
si te han mentido, sientas desconfianza, pero no que
sientas resentimiento…
si te han intimidado, sientas miedo, pero no que te detengas
ahí…
si no te han amado, sientas rechazo, pero no que busques
ser rechazado…
si has perdido o te has sentido frustrado en algo, sientas
tristeza, pero no que permanezcas alicaído…
Vivir significa conocerse, y ese conocimiento es el que nos permite relacionarnos con el otro y con nosotros mismos.
La sabiduría emocional consiste en elegir
cómo nos vamos a sentir.
Si escondemos nuestras emociones, las acallamos y las ocultamos pensando que de esta forma van a desaparecer, cometemos un error. Ellas seguirán estando ahí, solo que se hallarán confinadas en (más…)