Los ataques de pánico se caracterizan por un acceso brusco de miedo o malestar intenso. Pueden aparecer en cualquier momento, aunque no haya nada que temer.
El sistema nervioso de algunas personas activa señales de alarma en momentos inapropiados. Esas personas sienten las mismas sensaciones físicas y emocionales que experimentarían si sus vidas estuvieran realmente amenazadas. Los ataques pueden provenir de la nada, en lugares donde no existe el más mínimo peligro real. A pesar de que, habitualmente, duran sólo unos pocos minutos, las crisis de pánico hacen que estas personas se sientan como si fueran a tener un ataque al corazón, desmayarse, o volverse locas. Es frecuentemente descripta como “la experiencia más terrorífica que he vivido”.
Una de las mayores dificultades con que se encuentran los individuos con trastorno de pánico es obtener un diagnóstico adecuado.
Síntomas del Ataque de panico.
Los síntomas más comunes de una crisis de pánico son: palpitaciones, sudoración, miedo a morir, a desmayarse, a perder el control o a volverse loco, dolor en el pecho, mareos, temblores, sensaciones de frío o calor, ahogos, náuseas, debilidad y sensación de irrealidad, entumecimiento de extremidades, sensación de hormigueo, sensación de atragantamiento. (más…)
Provocan ansiedad aquéllas situaciones que pueden tener consecuencias amenazantes para el individuo. La reacción de ansiedad es una reacción de alarma ante un peligro potencial. Se han hecho diferentes clasificaciones sobre tipos de situaciones ansiógenas (que producen ansiedad), pero podemos incluir como situaciones susceptibles de producir ansiedad (aunque no la producen con la misma intensidad en todos los individuos), las siguientes:
situaciones de peligro físico (en las que peligra la supervivencia o la integridad del individuo),
situaciones de evaluación (en las que el sujeto se siente evaluado y el resultado de esta evaluación puede arrojar un saldo positivo o negativo),
situaciones de amenaza interpersonal o social (situaciones más cara-a-cara que las anteriores),
situaciones en las que se encuentran elementos fóbicos (viajar en avión, inyecciones, sangre, tratamiento dental, animales inofensivos, aglomeraciones, espacios cerrados, aguas profundas, etc.),
situaciones ambiguas o novedosas (desconocidas para el individuo, sobre las que no tiene experiencia),
situaciones en las que el individuo percibe una pérdida de control (pérdida de control sobre los resultados, sobre su ansiedad, sobre su conducta, etc.)
pero cualquier situación cotidiana (como intentar dormirse, trabajar, estudiar, etc.) puede ser una situación ansiógena, si el individuo está pensando en cosas amenazantes, o que pueden tener consecuencias negativas para sus intereses.
¿Cuáles son los trastornos asociados con altos niveles de ansiedad?
Pregunta:
¿Cuáles son los trastornos asociados con altos niveles de ansiedad?
Respuesta:
La ansiedad está presente en muchos trastornos, tanto mentales como físicos:
Trastornos mentales
Los niveles más altos de ansiedad suelen encontrarse en los individuos que padecen los llamados trastornos de ansiedad, entre los que se encuentran:
ataques de pánico o crisis de ansiedad
agorafobia
fobia social
fobia específica
ansiedad generalizada
trastorno obsesivo compulsivo
trastorno por estrés postraumático
trastorno por abuso de sustancias, etc.
Pero la ansiedad, además de ser el principal síntoma en este tipo de trastornos psicopatológicos o trastornos mentales, es un síntoma predominante en muchos otros trastornos psicológicos, como por ejemplo
los trastornos del estado de ánimo (depresión mayor, distimia, etc.),
las adicciones (tabaco, alcohol, cafeína, derivados del cannabis, cocaína, heroína, etc.),
los trastornos de la alimentación (anorexia, bulimia),
trastornos del sueño,
trastornos sexuales,
trastornos del control de impulsos (juego patológico, tricotilomanía, etc.),
y otros trastornos psicofisiológicos (cefaleas tensionales, dolor crónico, disfunciones sexuales, infertilidad, etc.).
Los trastornos relacionados con el sistema inmune:
cáncer,
artritis reumatoide, etc.
Y en general en cualquier trastorno crónico que implica una pérdida importante de la calidad de vida o una amenaza para la supervivencia, como por ejemplo:
¿Las diferencias individuales en la reacción de ansiedad ante una misma situación indican patología?
Pregunta:
¿Las diferencias individuales en la reacción de ansiedad ante una misma situación indican patología?
Respuesta:
Si un individuo reacciona en alguna ocasión con altos niveles de ansiedad ante una situación, ante la que otros individuos no experimentan tanta ansiedad, podemos hablar simplemente de una reacción de alta intensidad, o de una reacción aguda de ansiedad en un nivel no demasiado alto, que es puntual y no extrema. Esto no suele suponer ningún trastorno.
El problema vendría si esta forma de reacción aguda es excesivamente intensa, como en los ataques de pánico o crisis de ansiedad (en los que el individuo no puede controlar su ansiedad y alcanza niveles extremos), o bien cuando se establece dicha reacción aguda como un hábito, es decir, si una reacción de ansiedad de alta intensidad se vuelve crónica, o se vuelve muy frecuente.
La reacción aguda de ansiedad no siempre es patológica, sino que puede ser muy adaptativa. Por ejemplo:
si la situación que la provoca requiere una fuerte reacción de alarma que nos prepare para la acción (si se nos exige una gran concentración en una tarea para la que se necesitan muchos recursos de la atención),
o si requiere una gran activación fisiológica (porque necesitamos tensar más los músculos, bombear más sangre, más oxígeno, etc.),
dicha reacción de ansiedad nos ayudará a responder mejor ante esta situación.
Existen unos criterios prácticamente universales para determinar si el comportamiento de una persona cabe diagnosticarlo como un trastorno de ansiedad. Estos criterios están recogidos en las dos clasificaciones de trastornos mentales (o psicopatológicos) más importantes:
DSM-IV (Asociación de Psiquiatras Americanos, APA)
ICD-10 (Organización Mundial de la Salud, OMS)
En ambas, son similares los criterios para diagnosticar un trastorno de ansiedad.