SEXUALIDAD Y APEGO EN EL TRASTORNO LÍMITE DE LA PERSONALIDAD.
Las personas con diagnóstico de Trastorno Límite de Personalidad (TLP) tienen dificultades en el desarrollo de la sexualidad que derivan en conductas sexuales de riesgo. Se conoce que las experiencias tempranas de abuso sexual y el desarrollo de un apego inseguro son factores de riesgo para la aparición del TLP. El estudio de la relación entre las dificultades en la esfera sexual en la edad adulta y el apego inseguro nos permitiría comprender el origen de estas dificultades y, por tanto, mejorar el abordaje terapéutico de esta problemática.
En uno de los estudios realizados, de los 138 artículos obtenidos, se seleccionaron 41. Los resultados de estos estudios muestran una elevada prevalencia de comportamientos sexuales de riesgo, experiencias sexuales tempranas, alta impulsividad y compulsividad sexual, alteraciones de la identidad sexual y mayor número de parejas sexuales en pacientes con TLP. Estas características se asociaron con un tipo de apego inseguro.
Los estudios realizados hasta la fecha indican que el apego inseguro se asocia con un mayor riesgo de sufrir dificultades en la sexualidad en el TLP. Futuras investigaciones permitirán profundizar en la relación existente entre el tipo de apego y dichas conductas.
Causas del desarrollo del Trastorno Límite de la Personalidad (TLP).
Entre las causas del desarrollo del Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) se han descrito la experiencia de adversidades a edades tempranas (p. ej.: el abuso sexual), o crecer en un entorno disfuncional: un estilo de crianza parental con ausencia de límites, poco consistente o negligente a nivel emocional (Levy, 2005; Rodríguez, 2015). Estas situaciones pueden dificultar la construcción de un apego seguro y determinar la manera en la que los pacientes desarrollaran su capacidad para relacionarse (Diamond & Meehan, 2013). La teoría del apego ofrece un marco teórico para la comprensión del desarrollo y mantenimiento de las alteraciones relacionales propias de los trastornos de la personalidad (Fonagi et al., 1996; Yeomans & Levy, 2002).

Las investigaciones previas se han centrado en la forma en que las personas con TLP desarrollan el apego, pero la asociación entre estas experiencias tempranas en la asunción de riesgos y la impulsividad en la conducta sexual en el TLP sigue siendo motivo de debate (Brüne, Jiaqing, Schojai, Decker & Edel, 2017).
Se ha visto en diversos estudios que los pacientes con TLP tienen mayor prevalencia de apego desorganizado y ambivalente (Navarro-Gómez, Frías, & Palma, 2017; Sánchez, & Vega, 2013; Steele, Bate, Nikitiades, & Buhl-Nielsen, 2015). Sin embargo, no se conoce el papel modulador que el estilo de apego puede desempeñar en el desarrollo de su sexualidad. Según Chatziandreou (2006) dichos pacientes poseen una sexualidad fragmentada, infantil y pregenital. Además, su contacto sexual existe a través de sensaciones y emociones superficiales relacionadas, principalmente, con el tacto, el contacto con la piel, la superficie y las impresiones visuales.
Por estos motivos, es de interés clarificar la importancia del estilo de apego en el desarrollo de la sexualidad en el TLP.
Conclusiones de los estudios del TLP y las relaciones sexuales.
1. Las personas con TLP inician las relaciones sexuales a edades más tempranas que la población general. Muestran mayor prevalencia de comportamientos sexuales de riesgo, en especial, si está asociado a consumo de sustancias, lo que incrementa la probabilidad de contraer enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados, mantener relaciones sexuales comerciales y sufrir violaciones.
2. Las personas con TLP muestran más dudas sobre la identidad y orientación sexual. Muestran tasas más altas de impulsividad sexual, mayor número de parejas sexuales, mayor apertura a las relaciones esporádicas y más problemas para mantener relaciones amorosas que la población general. Pueden utilizar las conductas sexuales, de forma compulsiva, como una forma de evasión de los sentimientos internos desagradables.
3. El estilo de apego inseguro es nuclear en este trastorno, los estudios difieren entre sí es un apego desorganizado, ambivalente o evitativo, el que caracteriza esta patología. Aunque estudios previos apuntan a la existencia de una asociación entre este estilo de apego y ciertas dificultades sexuales, se requieren un mayor número de investigaciones a este respecto.
4. El área de la sexualidad es un ámbito muy relevante en el TLP, por lo que se recomienda prestar especial atención a la evaluación y el abordaje específico de esta área psicológica en el TLP.
5. Se requieren investigaciones que estudien la asociación del estilo de apego en las relaciones sexuales para poder mejorar el abordaje terapéutico. Es de interés conocer cómo la educación sexual puede modular la intensidad de estas dificultades sexuales y si puede establecerse como una posible variable de prevención ante estas conductas sexuales de riesgo.
Teoría del apego. Vinculación afectiva.
La Teoría del
Apego (Atachment) se desarrolla a principios de los años cincuenta, desde una perspectiva etológica. Sus principales exponentes son:
J. Bolwby y M. Aisworth (Aisnworth 1968, 1982, 1989; Ainsworth, Bell 1970; Ainsworth, Bell, Stayton, 1971, 1974; Ainsworth, Blehar, Waters, Wall 1978; Ainsworth, Bowlby, 1991; Bowlby, 1939, 1940, 1944, 1949, 1951, 1958, 1960a,1960b,1968, 1977, 1980,1984b,1985, 1988, 1989a; Bowlby, Durban 1939).
En el marco teórico sobre la teoría del
apego (Attachment) partimos de los trabajos de investigación de Bowlby (1969, 1973, 1995), Stern (1985) y Tronick (1989).
Robertson (1953a, 1953b) y Bowlby describieron los
patrones de conducta que podemos observar en
los niños que sufren un alejamiento súbito y mantenido de sus hogares y que se ven instalados en ambientes extraños:
«siempre que un niño pequeño que ha tenido oportunidad de desarrollar un vínculo de afecto hacia una figura materna se ve separado de ella contra su voluntad, da muestras de zozobra; y, si por añadidura, se lo coloca en un ambiente extraño y se le pone al cuidado de una serie de figuras extrañas, esa sensación de zozobra suele tornarse intensa. El modo en que el chiquillo se comporta sigue una secuencia característica. Al principio protesta vigorosamente y trata de recuperar a la madre por todos los medios posibles. Luego parece perder la esperanza de poder hacerlo. Aun así, sigue preocupado y vigila su posible retorno. Posteriormente parece perder el interés por la madre y nace en él un desapego emocional. Sin embargo, siempre que el período de separación no sea demasiado prolongado, ese desapego no se prolonga indefinidamente. Más tarde o más temprano el reencuentro con la madre causa el resurgimiento del apego» (J. Bowlby 1968, pp. 45).

Con Robertson, Bowlby no solamente estudió los
efectos de la separación precoz de los niños y de sus madres, sino que también pudo comprobar que una
figura de apego sustituta podía darle consuelo.
Esta figura sustituta podía facilitar el
establecimiento de un vínculo emocional que
impedía el deterioro y que permitía al bebé mantenerse en una situación de seguridad hasta que se reunía con su madre. Estudios actuales indican que la separación de un mes o más del niño de su madre durante los primeros 5 años de vida es de alto riesgo para trastornos relacionados con la salud mental (Steele y Siever, 2010).
Bowlby formuló la teoría de que según la relación que estos
niños establecían con sus figuras de
apego (la madre o cuidador principal) a edades tempranas, organizarían el
tipo de vinculaciones afectivas que establecerían a lo largo de su vida.
Por
apego entendemos una disposición a mantener proximidad y contacto (lazo de afecto) con una figura de carácter protector, denominada «figura de apego»:
«El comportamiento de apego es una forma de conducta instintiva que se desarrolla en el hombre, al igual que en otros mamíferos, durante la lactancia y tiene como finalidad o meta la proximidad de la figura materna. La función del comportamiento de apego consistiría en la protección contra depredadores. Tal conducta se muestra especialmente intensa durante la niñez, cuando está dirigida hacia figuras parentales, pero continúa activa durante la vida adulta, en la que generalmente es encauzada hacia alguna figura activa y dominante, que con frecuencia se trata de un pariente, pero también a veces de un jefe o alguna persona de más edad que pertenece a la comunidad» (Bowlby, 1986b, pp. 111).

El
apego estaría relacionado con la protección que esa figura principal de
vinculación tiene con el bebé. El temor a la
pérdida o el abandono de esa figura será vivido con niveles muy importantes de angustia por el bebé o niño. Bolwbly comprobó la existencia de esa
angustia de separación al observar los efectos negativos padecidos por los
niños, que fueron separados de sus padres en la Inglaterra de la postguerra.
También pudo comprobarlo en su trabajo como médico con
adolescentes procedentes de familias conflictivas. Estas experiencias fueron determinantes para que Bowlby entendiera los efectos e influencia de los primeros vínculos afectivos y de su transmisión transgeneracional en el desarrollo de la personalidad del niño.
Cuando Bowlby (1985) se refiere a la
figura de vinculación o de apego, se refiere a si existe o no la posibilidad de que esta figura sea accesible al bebé de forma inmediata y si ésta es capaz de responder de manera apropiada a sus necesidades, dándole protección y consuelo.
Esto permitirá también que el niño sea capaz de
interactuar con los otros sin ansiedad y poder organizarse y elaborar situaciones traumáticas o problemas emocionales que puedan aparecer a lo largo de su vida. Si estas primeras relaciones se desarrollan de forma correcta hablaremos de una
base segura.
Así pues, se definen 4 tipos de
apego: 1)
Seguro: los otros son considerados como fuente de
bienestar y son
niños que tienen capacidad para empatizar con el otro y reflexionar sobre sí mismo; 2)
Preocupado: los puntos de la historia personal están centrados en el rechazo, la negligencia y la inversión de roles y son
niños que tienen muchas dificultades para organizar su historia y sus relaciones interpersonales, tanto pasadas, presentes como futuras; 3)
Evitativo: son
niños que tienden a negar los aspectos difíciles de su infancia, con actitudes de desvalorización hacia el
apego; 4)
Desorganizado no resuelto: característico de las personas que han tenido pérdidas muy significativas de su figura de
apego, maltrato, negligencia y/o abusos sexuales en su infancia, y son
niños que presentan graves dificultades en las relaciones interpersonales y tienen un alto riesgo de desarrollar problemas de tipo psiquiátrico y/o de adicciones (Main 2000; Main, Goldwyn, 1991; Main, Goldwyn, Hesse, 2003; Main, Kaplan, Cassidy 1985).
En la revisión y actualización de la literatura referente a la teoría del
apego encontramos líneas de investigación entre
apego y neurociencias, relación entre
apego seguro y capacidad de mentalización o función reflexiva y habilidades sociales y conductas agresivas, relación entre FR y conductas agresivas, malos tratos; negligencias y abusos sexuales; transmisión generacional del maltrato y centros residenciales de acción educativa para menores retirados de sus familias como sistema de protección.
La síntesis de estos perfiles de apego ha sido inspirada por las enseñanzas de varios investigadores, clínicos y autores
Perfil de apego seguro
- La construcción del vinculo de apego ha permitido la edificación de una base solida de seguridad interna y de una estima de si confiante y aseguradora.
- Este vinculo de apego favorece todo su desarrollo global (afectivo, intelectual, cognitivo, sensorial, motor y social), la exploración y la autonomía.
- El intercambio relacional confirma las competencias de los padres y las del niño en desarrollo. Tiene asi la prueba de su unidad, de su valor y de que él es amable.
- Una relación basada sobre la confianza mutua y la proximidad afectiva no la percibe el niño como amenazante ni como hostil.
- El niño utiliza estrategias adaptadas para tener respuestas a sus necesidades y en sus relaciones afectivas y sociales.
- Con ello puede enfrentarse al estrés y a la adversidad con la seguridad de que su figura de apego sabrá asegurarle, protegerle y amarle.
- También podrá regular sus emociones en función de su grado de desarrollo.
(más…)
La construcción del vinculo de apego
El vinculo de apego y la seguridad interna.
La teoría del
vinculo afectivo atribuye un sentido muy especifico a la palabra
apego en particular cuando se aplica a la relación madre (padre)-hijo. El
vinculo afectivo o
apego es una construcción afectiva basada en la necesidad que tiene el niño de seguridad y de protección. Es un conjunto de gestos primitivos y biológicos cuyo fin es fijar la relación con la persona o personas con las que establece el vínculo afectivo que asegura su supervivencia. Esta necesidad es primordial en el bebe o en el niño, incapaz de satisfacer sus propias necesidades. Los bebes se “pegan” instintivamente al o a los que le cuidan y que tienen esta responsabilidad de cuidado y vigilancia hacia ellos.
Generalmente la población ve en el
vinculo afectivo (
apego) un
estado afectivo de devoción y de amor entre dos personas. Vemos también la imagen de un vínculo o un
apego que une a dos personas aunque esta unión pueda ser positiva o negativa.
Según las diferentes investigaciones, los exámenes periciales clínicos y a la luz de la teoría que los sustentan, el
apego del que aquí se trata no es sinónimo de afecto y de
amor. Se trata de la
construcción de un vínculo con la figura de referencia (la cuidadora). El proceso empieza en la concepción, durante el periodo intrauterino y los dos primeros años de la vida del niño.
(más…)
LA TEORIA DEL VÍNCULO AFECTIVO O APEGO.
Antes de definir los trastornos del vínculo afectivo hay que definir el vínculo en sí mismo y desarrollar la teoría del vínculo afectivo.
El vínculo y la teoría del vínculo
La teoría del vínculo comienza a formarse en 1948. John Bowlby (1907-1990), psiquiatra ingles es el primero en formularla.
La obra de J. Bowlby (1907-1990).
Para Bowlby las necesidades fundamentales del recién nacido se sitúan a nivel de los contactos físicos. El bebe tiene necesidad innata del pecho, del contacto somático y psíquico con el ser humano. Explica la impulsión de vínculo definiendo durante los dos primeros años de la vida, cinco conductas innatas de vínculo (¨patterns¨) que se suceden y a las cuales la madre debe responder: la succión, el abrazo, el grito, la sonrisa y la tendencia de ir hacia, de agarrarse. Bowlby pone así en evidencia la competencia social precoz del lactante. Además la madre no es necesariamente la madre biológica.
A falta de interacción suficiente, el vínculo entre el bebé y su madre no se crea. El vínculo conseguido, es decir, la respuesta adecuada del entorno a todas las señales del niño,
construye el sentimiento de confianza y de seguridad del bebé en si mismo que afrontará mejor las separaciones y las pruebas posteriores. Muchos otros han reprochado a Bowlby el alejarse del modelo psicoanalítico clásico que hacía de la alimentación, de la relación oral y de la (más…)